El conflicto que, en las últimas semanas, enfrenta a asociaciones ecologistas y cívicas con la Conselleria de Cultura y el Ayuntamiento de San Antonio de Benagéber, a causa de la protección de las trincheras republicanas, ha suscitado también el debate entre memorialistas de reconocido prestigio, profesionales y personas dedicadas a la investigación histórica. La mayoría de ellas coinciden en que la dirección general de Patrimonio ha de garantizar la puesta en valor de todo el conjunto defensivo, situado en la zona de Colinas de San Antonio, que ahora está amenazado.

En ese punto del término municipal, un urbanizador privado quiere construir en la zona donde están las fortificaciones, construidas por el Ejército republicano durante la guerra civil, dentro de la estructura de la línea defensiva Inmediata, que se trazó para la protección de la ciudad de València ante un posible asedio de las tropas golpistas franquistas. Y la Conselleria de Cultura emitió un informe en el que indica que se ha de poner en valor el elemento más imortante, mientras que el resto puede taparse, debidamente protegido y catalogado antes.

En este contexto, el investigador Wilson Ferrús considera «un error» la postura de la conselleria porque «empaña» el trabajo «tan importante y tan ingente que se está haciendo en el País Valencià en el tema de la recuperación de la memoria histórica y democrática y los lugares de interés, gracias a un gobierno de izquierdas». Ferrús recuerda que ese patrimonio estaba abandonado hasta que hace casi tres décadas, entidades cívicas comenzaron a reivindicarlo y a posibilitar que «se integre en el paisaje y pase a ser un lugar de la memoria, desde donde se pueda hacer pedagogía». Por ello Ferrús reclama que se busque la forma de hacer compatibles los intereses urbanísticos con la preservación de todo el conjunto.

Por su parte, la investigadora Cristina Escrivà, presidenta del Instituto Obrero, considera que «todo lo que significa ocultar el pasado no es bueno. Hay que conservar la memoria». «Nos faltan referentes para saber nuestras raíces y poder construir la historia del siglo XX, desde la base. En este caso, la resignificación de la arquitectura de la guerra es un buen ejemplo que hay que preservar», valora.

El también investigador Tomás Roselló considera que el patrimonio defensivo de la Guerra Civil en la provincia de València, como es la línea Inmediata, «constituyen un conjunto de elementos únicos que merecen una preservación integral y puesta en valor dentro de un entorno y contexto adecuado». «No tiene sentido que unos bienes que deberían tener la consideración de BIC, se encuentren en una situación que lleve a su olvido, ya que enterrar estos monumentos sería como enterrar un pasado que hay que recordar para que no se repita», asevera.

Y el cronista del Puig, Julio Badenes, que ha hecho diversos trabajos de campo sobre la Inmediata, opina que «el patrimonio histórico de la guerra civil, el de los fortines de San Antonio de Benagéber, tiene un papel fundamental en la construcción de una sociedad valenciana más democrática» y por ello existe «el deber de conservarlo y recuperarlo». «No es la democracia la que posibilita la conservación del patrimonio sino que la recuperación y conocimiento del patrimonio histórico es el que hace posible la verdadera democracia», valora este investigador y profesor de Filosofía. «Destruir el patrimonio de San Antonio de Benagéber y renunciar a la historia que lo hizo nacer hará imposible la catarsis curativa y de reconocimiento que necesita la ciudadanía democrática», concluye.