Holanda se encamina hacia una difícil formación de gobierno después de que los liberales de derecha (VVD) lograsen una ajustada victoria sobre los laboristas (PvdA) por un solo escaño: 31 a 30, en las elecciones legislativas celebradas del miércoles, que confirmaron el auge de la extrema derecha. Con 31 asientos, los liberales de derecha ganaron diez, mientras los laboristas perdieron 3 respecto a los comicios de 2006.

Los resultados confirmaron también el auge del Partido Liberal del antimusulmán Geert Wilders, que acumuló al final 24 asientos, confirmándose así la subida de la extrema derecha que ya se perfiló en las elecciones locales del pasado marzo. Con quince escaños más que en los comicios anteriores, Wilders no tardó en proclamarse "el vencedor real" de las elecciones, a la vez que reclamaba poder entrar en el gobierno para hacer justicia a los electores. Su euforia contrastó con la profunda decepción de los democristianos (CDA), que tras ocho años al mando del Ejecutivo, con solo 21 escaños redujo a la mitad los 41 que tenía, lo que provocó la dimisión inmediata y el anuncio de que abandonará la política por parte de su líder, el primer ministro saliente, Jan Peter Balkenende.

El liberal Mark Rutte podría gobernar en mayoría con dos coaliciones contrapuestas. Por un lado, una coalición de centro-derecha formada por liberales de derecha, democristianos y la extrema derecha, o repetir un gobierno "púrpura" con los laboristas , los liberales D66 (10 escaños) y los Verdes (10 escaños).