El acuerdo sobre el Brexit confirma varios compromisos que Londres y Bruselas ya habían acordado a finales del año pasado, en la fase de las negociaciones en la que se consensuaron aspectos como los derechos de los ciudadanos en ambas orillas del Canal de la Mancha.

Los más de tres millones de ciudadanos europeos que viven en el Reino Unido y el más de un millón de británicos que reside en países de la Unión Europea tendrán los mismos derechos de los que han disfrutado hasta ahora, igual que quienes se instalen en el otro territorio antes de que acabe el periodo de transición.

Ese derecho de europeos y británicos se aplicará también a las familias (pareja, hijos, padres dependientes o abuelos) que tengan derechos bajo la ley de la UE y que aún no vivan en el mismo país, con vistas a que puedan reunirse en el futuro.

En la práctica, estas personas podrán seguir residiendo, trabajando o estudiando y disfrutando del mismo trato que los nacionales anfitriones según las leyes respectivas, con lo que mantendrán su derecho a la atención médica, pensiones y otros beneficios de la seguridad social.