El 22% enferma por el dolor y la pena

Cruz Roja prepara ayuda de salud mental para los refugiados de la guerra de Ucrania

La población civil no se escapa de los efectos que el conflicto con Rusia ha provocado

El abrazo de unos refugiados ucranianos evacuados de la acería Azovsal en mayo de 2022.

El abrazo de unos refugiados ucranianos evacuados de la acería Azovsal en mayo de 2022. / Miguel Gutiérrez EFE

Juan José Fernández

Una de cada cinco personas afectadas por un conflicto bélico desarrolla una enfermedad mental. Es un dato de la Organización Mundial de la Salud (OMS), inquietante premisa estadística sobre la que Cruz Roja ha preparado un programa para ayudar a los refugiados de la guerra de Ucrania.

El dato concreto de la OMS suma una prevalencia del 22,1% en males tan dolorosos y cronificables como la ansiedad, la depresión, el trastorno de estrés postraumático, la esquizofrenia y el trastorno bipolar. La guerra tiene ese coste no solo para los militares en el campo de batalla, también para la población civil presente en el escenario o dispersa en la diáspora.

El programa de ayuda para la salud mental de los afectados se despliega en diversos países de Europa y con fondos europeos cuando están a punto de cumplirse dos años desde que, con una lluvia de misiles, Rusia iniciara la actual fase de la invasión de Ucrania.

Ya antes de la guerra, el 12% de los adultos ucranianos sufría problemas de salud mental, estando solo el 3,2 atendido con algún tratamiento. Los impulsores del proyecto estiman que más de 820.000 refugiados ucranianos en Europa sufren una enfermedad psíquica y sospechan que en 190.000 de esos casos el mal sea grave. Para el caso de España, la estimación general de afectados es de 37.500, y de algo más de 8.000 los enfermos graves. La OMS también calcula que en la población desplazada interna, la que no ha salido de Ucrania pero se aleja del frente, son 1,5 millones los golpeados en su psique 24 meses después del inicio de la guerra.

Funeral en el cementerio de Dnipro (Ucrania) por 25 soldados muertos en el frente.

Funeral en el cementerio de Dnipro (Ucrania) por 25 soldados muertos en el frente. / Manuel Bruque (EFE)

No hay estadísticas sobre cuántas mujeres, hombres y niños incluidos en esas cifras carecen de diagnóstico específico y tratamiento. En España los 170.000 refugiados ucranianos tienen acceso al sistema público de Salud… cuyo fuerte no es precisamente la psiquiatría gratuita.

Difícil “gestión”

El Planteamiento consiste en ofrecer un cuadro de primeros auxilios psicológicos, triaje y apoyo psicosocial. “No se trata de hacer terapia individual -explica Alhena Pérez, experta del área de Salud de Cruz Roja Española-, sino de ayudar con talleres de resiliencia comunitaria y de gestión emocional”.

Ese término, la “gestión emocional”, es necesariamente amplio: implica darle a las personas herramientas para canalizar los muchos sentimientos que están teniendo a miles de kilómetros de casa y de sus familias, la gestión de la tristeza patológica, de la falta de sueño, de los ataques de pánico, de la falta de apetito, de males derivados de la erosión que provoca en el ánimo la soledad y la constante repetición de emociones desagradables.

Alhena Pérez, técnico del área sociosanitaria de Cruz Roja.

Alhena Pérez, técnico del área sociosanitaria de Cruz Roja. / José Luis Roca

Las áreas de Salud y de Migraciones de Cruz Roja Española se coordinan en los primeros trabajos. Se están formando 485 voluntarios y técnicos de la entidad, pero también maestros y agentes sociales, en Madrid y en Castellón. Y han mapeado 72 comunidades ucranianas en España. Siete de ellas están el Barcelona, Lleida y Tarragona. La mayoría se junta en Levante.

En el proyecto manejan dos eslóganes: “Cruz Roja te escucha” y “Pedir ayuda es de valientes”. Quieren utilizarlos “para visibilizar que pedir ayuda es normal”.

Ese “Cruz Roja te escucha” se materializa además en un teléfono. Es el 900 107 917. No es un número nuevo. La línea se habilitó en la pandemia para el Servicio de Apoyo Psicosocial de la entidad. Una llamada a ese número puede activar tres escalones de atención: una escucha de los problemas y sentimientos, con anonimato garantizado; o una asistencia psicológica por sanitarios; o, en los casos más severos, un acompañamiento que llevan a cabo psicólogos y médicos jubilados.

Estos casos extremos son a menudo secuelas de la llamada “soledad no deseada”. Este es un campo desconocido. No hay estudios sobre esa tribulación entre los refugiados ucranianos -o también entre los huídos rusos- de la actual tragedia del noreste de Europa.

Escuchar

Buena parte del dolor que siente el refugiado mana de dos llagas psicológicas que suelen cicatrizar mal: el duelo por pérdida de familiares, que no solo abarca lo luctuoso, la muerte: también la incertidumbre porque no se encuentre a un ser querido. Y el duelo migratorio, que los expertos describen como la suma de sensaciones de pérdida que enfrenta quien tiene que huir de su tierra, la pérdida de una vida anterior y el traumático ingreso en otra vida, nueva e incierta.

El programa de Cruz Roja contempla la creación de “espacios de escucha activa”, explica Pérez. Se piensan como grupos de entre 10 y 15 personas. El objetivo es “que se sientan comprendidas, que haya contacto visual entre ellas, retroalimentación”. También quieren cuidar el impacto psicológico en los niños, que implica una formación específica.

El proyecto de la entidad “surge parejo al aumento de visibilidad de la salud mental desde la pandemia de covid”, señala la experta.

Hay ya 25 sociedades nacionales de Cruz Roja en el proyecto: Portugal, Italia, Grecia, Alemania, Finlandia, Ucrania… Cruz Roja diseña el programa según sus principios de neutralidad, y se plantea dar apoyo a quien se lo pida, sea ruso o ucraniano. Pero aplicarlo para la colonia rusa en España implica dificultades. Los rusos que han huído de las movilizaciones de Putin tienen como primer objetivo que no se sepa que están; y si se sabe, que no se sepa qué piensan realmente del conflicto.

Este es, probablemente, uno de los programas más complicados para la Cruz Roja: el dolor emocional se palía hablando, pero en este caso se trata de expresar emociones con una guerra vigente; y en la guerra vigente que se libra en Europa, expresar ciertas emociones puede ser delito.

Pero se impone la finalidad, el objetivo que resume Alhena Pérez: “Por lo menos que quienes sufren durante su estancia en España no cronifiquen un problema de salud mental”.