Ultraderecha

Milei ahoga el arte y la cultura argentinas en su cruzada contra el "marxismo"

"Están dejando morir una industria que funciona muy bien y es muy respetada y muy querida", afirma el actor Leo Sbaraglia

La 'ley ómnibus', a debate en el Congreso en una jornada clave para el Gobierno de Milei.

La 'ley ómnibus', a debate en el Congreso en una jornada clave para el Gobierno de Milei. / Matías Martín Campaya

Abel Gilbert

El cine Gaumont de Buenos Aires es una sala obligatoria para aquellos amantes de las películas argentinas que salen rápido del circuito comercial o son excluidas porque no cumplen con las expectativas del mercado: son de culto. Ubicado a pocos metros del Congreso, pronto se convertirá en un lugar muerto en virtud de la decisión del Gobierno de ultraderecha de demoler los cimientos del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).

Su interventor, Juan Carlos Pirovano, designado por el presidente Javier Milei, no solo ha despedido ya a 138 empleados. Se propone "reducir drásticamente los gastos" de ese organismo, así como terminar con las políticas de fomento del séptimo arte dentro y fuera de este país, su prestigiosa escuela de cine, biblioteca y museo. La policía reprimió el jueves por la tarde a los manifestantes, entre ellos reconocidas actrices y actores, que se reunieron frente al Gaumont en defensa del cine y una cultura seriamente amenazada en todos sus frentes. "Están dejando morir una industria que funciona muy bien y es muy respetada y muy querida", dijo el actor Leo Sbaraglia.

Milei no se ha conmovido por las peticiones. "Lo dijimos, lo hacemos", dijo. Su Ley Ómnibus de cientos de artículos, que fracasó en el Congreso pero que el Gobierno busca reenviar, se propone además retirar la principal fuente de financiación del cine argentino a partir del impuesto a la facturación de los canales de televisión y los servicios de cable. El otro gravamen del que se nutre el INCAA, un 10% sobre el precio de las entradas de espectáculos en todo el país, también sería eliminado.

El fantasma de Gramsci

Desde que tomó posesión del cargo, Milei le ha declarado la guerra a lo que llama "el marxismo cultural" que, sostiene, predomina en todas las esperas artísticas y educativas. Antes de arremeter contra el INCAA se peleó con la cantante pop y actriz, Lali Espósito, a la que consideró parte de "una arquitectura cultural diseñada para sostener el modelo que beneficia a los políticos".

La responsabilidad de todo, dijo en las redes sociales, la tiene un comunista que murió en una prisión del fascismo italiano en 1937. "(Antonio) Gramsci señalaba que para implantar el socialismo era necesario introducirlo desde la educación, la cultura y los medios de comunicaciónArgentina es un gran ejemplo de ello". De repente, Lali, la protagonista de 'Sky rojo' con sus ojos superdelineados, sus escotes y sus trajes de leopardo se convirtió en una gramsciana, una verdadera "roja".

Lenguaje de la Guerra Fría

Milei ha incorporado a la lengua del Estado argentino una narrativa de exintegrantes de la última dictadura militar (1976-83). El general retirado Ramón Díaz Bessone había sido comandante del II Cuerpo de Ejército y ministro de Planeamiento del dictador Jorge Videla. En medio de los juicios por delitos de lesa humanidad, apenas recuperada la democracia, consideraba que la "lucha contra la subversión" había cambiado de característica: se daba en el terreno de la cultura. Cuatro décadas más tarde, un Gobierno intenta ponerlo en práctica.

"El presidente ha roto el espejo en el que nos miramos: a la hora de agredir, elige cada uno de esos fragmentos para sostener sus medias verdades y mentiras", aseguraron los principales historiadores de este país en un documento. Una de las primeras medidas que tomó Milei fue convertir al Ministerio de Cultura en una secretaría sin presupuesto. Depende del Ministerio de Capital Humano, a cargo de una practicante de la medicina japonesa alternativa reiki, Sandra Pettovello.

En el marco del severo plan de ajuste que se lleva adelante, corre peligro el funcionamiento de organismos estables como la Orquesta Sinfónica. El CCK, un imponente centro cultural enclavado a pocos metros de la sede del Ejecutivo, está prácticamente cerrado. Se esperan despidos masivos también en esa área. El Gobierno además quiere extender un certificado de defunción al Instituto Nacional de Teatro y el Fondo Nacional de las Artes (FNA), que a lo largo de décadas ha sido vital para la promoción de músicos, artistas plásticos y escritores. Ha resuelto a su vez quitarle financiación al Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip).

Industria del libro en caída

Como parte de sus reformas económicas, la ultraderecha planea derogar la Ley de Protección a la Actividad Librera. Autores, editores, libreros, distribuidores, incluso lectores, a través de las redes sociales, salieron a repudiar esa iniciativa que rige desde hace 22 años, por la cual, entre otras cosas, se fija un precio unitario por libro que no puede ser modificado por prácticas monopólicas. El Ministerio de Capital Humano no tiene en sus planes ayudar a una industria editorial afectada por el cuadro recesivo. En un país con 67,4% de pobres, donde los asalariados perdieron solo en los dos primeros meses de Gobierno el 21% de su poder de compra, las ventas de libros cayeron un 30%.

La Cámara Argentina del Libro cree que la situación se ha agravado en marzo. La inflación del primer trimestre de la era Milei es cercana al 60%. La industria editorial enfrenta además un serio problema con el aumento de los costes de los insumos necesarios para la producción de libros, superior al 55%. Argentina tiene un proceso inflacionario en dólares. El propio ministro de Economía, Luis Caputo, reconoció que los alimentos cuestan un 50% más que en Estados Unidos. El precio de los libros también está expuesto a ese efecto distorsivo: pueden ser más caros que una novedad en España.

La universidad en peligro

El Gaumont fue uno de los cines elegidos para estrenar 'Puan', la película de los jóvenes directores María Alché y Benjamín Naishta que tiene a Sbaraglia como uno de sus protagonistas. La historia se centra en la disputa por una plaza como profesor en la Facultad de Filosofía y Letras. No hay ganadores entre los concursantes porque, finalmente, las universidades cierran por falta de presupuesto. Si bien la película se estrenó el año pasado, tuvo una mirada anticipatoria de los peligros presentes.

Al hablar ante la Asamblea Legislativa, el pasado 1 de marzo, Milei aseguró que "la creación de universidades se ha convertido en un negocio más de la política". En los profesorados e instituto de formación docente "proliferan" programas educativos" de izquierda, "abiertamente anticapitalistas y antiliberales" cuando "lo que más se necesita es más capitalismo y más libertad". Desconoce la existencia de una reforma universitaria que en 1918 dispuso la autonomía de cátedra, un modelo que luego se extendió a buena parte de la región.

Las Universidades Nacionales aseguraron semanas atrás que tienen dinero para funcionar hasta mayo. Después no podrán pagar la luz ni los salarios. Capital Humano prometió aumentar el presupuesto un 70% en un país que tiene una inflación anual del 240%.

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