Veo en el periódico del día 23 una foto de un árbol creciendo en una grieta del puente del Ángel Custodio. En efecto, si camina usted por la acera izquierda del puente, en dirección Peris y Valero-Eduardo Boscá verá a la altura de la segunda farola, un sano ejemplar de ficus que ha hundido sus raíces en el pretil del puente. Bajo esa misma farola, a la altura del suelo, otro pequeño retoño se esfuerza por afianzarse y, pese a que ha sido desprovisto de sus hojas varias veces, por algún viandante bien intencionado, persiste. Si continuamos por la misma acera del puente, nos encontramos, al acabar éste, con dos ejemplares más; uno en el mismo vértice del puente con la baranda del río y otro en una grieta del muro, que lleva varios años creciendo y que ha empezado a afianzarse y expandirse, con raíces aéreas. Una severa tala y un buen rociado con un herbicida ayudarían a prevenir mayores problemas. Los arboles brotarán de nuevo, por lo que se hará imprescindible el repetir la operación. No hacerlo ahora equivaldría a crear un problema de más difícil y cara solución en un futuro. José Vidal Boluda. Valencia.