En los últimos meses, junto al crecimiento del uso de la bicicleta, se ha producido en la ciudad de Valencia un incremento exponencial de las bicis que circulan por la noche sin luz. La zona del jardín del Turia a la altura del Palau de la Música es especialmente peligrosa, al difuminarse el carril bici y convivir las bicis y los peatones. Los repartidores de comida, adscritos a multinacionales constituyen un sector donde inexplicablemente abundan las bicicletas sin luz. Se trata de dos hechos que llaman mucho la atención, pero podríamos relatar muchos más. Sería conveniente se efectuase un seguimiento continuado, por parte de la Policía Local, al objeto generalizar el uso nocturno de la luz y evitar accidentes.