Bajo mi opinión; no compartida por muchos de aquellos pensionistas cuyos ingresos familiares por tal concepto son, digamos lo suficientemente "aceptables", para vivir de forma desahogada; la distribución del presupuesto para subvencionar viajes otorgados por el IMSERSO debería ser de forma progresiva al objeto de que la equidad, entendida como que el reparto de lo común debe ser desigual entre los desiguales, en ello fuera justa y no lo contrario como sería si el reparto de lo común fuera igual entre los desiguales. 

De tal forma que debería contemplarse por tramos en función del nivel económico de la pensión, para que los menos favorecidos en tal sentido fueran los que más subvención recibieran para poder realizar el viaje al menor coste posible incluso llegando al 100% para las pensiones más bajas y, contrariamente, no subvencionar esos viajes para quienes su pensión supere un determinado nivel económico ya que el mismo le permite poder pagarse el viaje sin que ello le cause quebranto alguno en su economía. 

Por supuesto que rápidamente salen voces discordantes, muchas de ellas con el argumento de que, diciendo que tienen el mismo derecho, con esa medida se perjudicaría a la hostelería que mantiene sus establecimientos abiertos todo el año debido a los viajes del IMSERSO. 

Pero no, por una parte hoteles y restaurantes no deben esperar a que las administraciones públicas les solucionen la viabilidad de sus negocios porque deben ser dichos establecimientos quienes "se estrujen" el cerebro al igual que cualquier negocio para hacerlo rentable. 

Y, por otra parte, porque aquellos que por el nivel de ingresos de su pensión no puedan acceder a los viajes del IMSERSO, pueden viajar igualmente y posiblemente al mismo precio, o muy similar, que lo harían con el IMSERSO porque hoteles y restaurantes también ofrecen descuentos para viajar en esas épocas a precios muy asequibles. Y es ahí donde dichos establecimientos deben "estrujarse" el cerebro para atraer a esos otros.