Requena existe

Gabriel López Navarro

El domingo 11 de febrero fui a Requena. Tengo alli una buena amiga y era la Feria del

Embutido. Eran dos motivos estimulantes.

Consulté los horarios y un tren salía a las 9.14. Desayuné en la Estació del Nord y un poco

antes de la hora me dirigí con calma al andén 8 en el que la pantalla señalaba la salida.

No decía nada la pantalla de hacer parte del trayecto en autobús. Me lo dijeron los guardias

de seguridad. Salía en la calle. Cuando llegué, por unos segundos, ya había salido.

Tuve que esperar casi una hora. El siguiente me llevó A la estación de Valencia-San Isidro.

Una vez allí aún tuve que esperar otra media hora. Por fin a las 11.20 salimos para

Requena.

No había música de fondo. Un ruido del motor nos iba a acompañar como una tortura

hasta nuestro destino.

Al contrario que el tren que me trajo desde Zaragoza a Valencia este no tenía ni enchufe

para cargar el móvil ni anunciaba las paradas por pantalla y megafonia. Tampoco espacio

para bicicletas o máquina de vending. Me di cuenta; Teruel existe

Menos mal que el paisaje agreste del rio Juanes alegró un rato la retina y excitó la

imaginación.

Al llegar a Requena el último susto. La distancia entre el coche y el andén obligaba a dar un

salto sujetando bien la manilla del vagón. Era la una

Hace unos días había mirado un billete de avión para ir a Turquía. Caí en la cuenta de que

llegar a Estambul desde Valencia me iba a costar el mismo tiempo que viajar a Requena.

Que paradoja. Requena, un pueblo con dos estaciones y ninguna le presta un buen servicio.

Una son lentos y la otra son caros.

Un consejo; RENFE. Generalitat Valenciana y Ayuntamiento; mejoren las comunicaciones

ferroviarias de la comarca de Requena