Manolo Salvador entonó ayer el mea culpa por la temporada, tan llena de sobresaltos, que ha padecido el Levante UD. El director deportivo asume la responsabilidad de todo el sufrimiento clasificatorio y ayer, desde la radio oficial del club «granota», avanzó que el primer equipo experimentará una profunda renovación para no volver a caer en la misma trampa: «Con el entrenador (Lucas Alcaraz) vamos a estar a muerte a trabajar, voy a dar mi opinión en la reunión con el Consejo, ejecutar y esperar no sufrir tanto como este año. Este verano va a ser movidito, creo yo».

El dirigente se sinceró al asegurar que no esperaba «sufrir lo que hemos sufrido» por lo que no dudó en pedir perdón: «No era mi intención y pido disculpas a la afición si no les ha gustado nada de mi actitud o forma de trabajar y que intentaré mejorar. Lo mismo que han visto ellos lo he visto yo y vamos a intentar mejorarlo todo», reconoció.

A pesar de la salvación, el máximo responsable deportivo no ha encontrado motivos para la celebración: «Este año lo he celebrado menos que ninguno por el año tan duro que hemos pasado. Ha sido durísimo y cuando consigues el objetivo te alegras porque es importantísimo para el club pero internamente y hablando en plata sigues jodido porque creo que hemos sufrido mucho».

A pesar de los malos momentos, Salvador cree que si finalmente se logró la permanencia fue por la unión interna del vestuario. Esa «implicación» evitó que el equipo se convirtiera en «una bomba de relojería», habida cuenta de que fueron muchos los cambios constantes empleados por Alcaraz en sus alineaciones: «Este año hay jugadores veteranos que se han implicado en el vestuario sin haber participado mucho y eso es muy complicado. En un equipo como el Levante que todos han jugado casi igual y hubo muchos cambios, hubiera podido ser una bomba de relojería, pero el vestuario es muy sano. Para mí el grupo es fundamental porque creo que ha sido el que ha sacado al equipo del hoyo».