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El rebelde atleti de los 400 millones

El rebelde atleti de los 400 millones

Aparte del triunfo en dieciseisavos de Copa (2006-07) y de sendos empates en Liga el feudo rojiblanco es inexpugnable para el Llevant, pese a que el Atlético siempre parece más vulnerable de lo que acaba siendo. Quizá el espejismo es porque su seña de identidad no son unos cuantos nombres estratosféricos, sinó la constancia, la fe y la intensidad, virtudes que se logran con esfuerzo y que, por tanto, se les presuponen a los equipos más humildes. Y ¡ojo! Esto no significa que no tengan una plantilla colosal: pese a la imagen rebelde que alimenta el propio club, cuenta con 400 millones de presupuesto, sólo por detrás de Barça y Madrid.

El Llevant se hizo un hueco en la élite a codazos, gracias a esas características que son emblema colchonero, jugando un punto por encima de la intensidad del otro. Durante años fue un equipo casi tan antipático como el Atleti, y Ballesteros era recibido con saña en cualquier estadio.

García Plaza y Juan Ignacio se basaban en un sistema defensivo poderoso pero eran capaces de hacer bailar al equipo, aunque fuese al contragolpe. La continuidad de aquello se malinterpretó y se pasó a un aburrido y poco eficaz catenaccio con Alcaraz y Caparrós, y también con Muñiz en su periplo en Primera.

López representa un concepto futbolístico en las antípodas del mejor Llevant de la historia y, sin embargo, está haciéndola. Aparte de la racha del curso pasado y de victorias de relumbrón, hay quien afirma, no exento de razón, que ningún Llevant ha jugado como el de López jamás. Yo no estaba en Vallejo en la 63-64 (no estaba ni el pensamiento) pero Salva Regües afirmaba que el mejor partido que le había visto al Llevant fue el 4-5 ante el Barça, pese a la derrota y al 5-1 que le endosó a la temporada siguiente. Desde luego yo jamás presencié en cuatro décadas un espectáculo como el 5-4 del curso pasado. Y tampoco tantos partidazos de un mismo Llevant como desde la llegada de López, pese a lo mucho que está costando rescatar el equilibrio perdido tras la marcha de Lerma y Lukic.

El año pasado el Atlético frenó la racha granota con López, de tres victorias y un empate. Fue un lapsus. Luego encadenó cinco victorias consecutivas. Y ahora toca resarcirse de aquel 3-0, jugándole al Atlético como si el que hubiese invertido 400 millones en talento fuera el Llevant.

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