El límite salarial se encuentra a punto de estallar y el cuadro levantinista debe maniobrar para solventar la situación de la manera más temprana posible. El fichaje de Nemanja Radoja, cuyas posturas se acercaron a comienzos del mes de agosto al dejar a un lado las diferencias económicas, es un impedimento debido a que la entidad granota, si realiza una operación de tal magnitud, no entrará dentro de los parámetros que exige LaLiga para disputar su competición.

Que tiene el objetivo de planificar, con criterios de sostenibilidad económica y financiera, independientemente del tiempo de duración, una estrategia que gire alrededor de un sector económico como es la Sociedad Anónima que representa el Levante. No obstante, la situación afecta desde hace varias semanas, ya que no pudieron inscribir a un Óscar Duarte que, pese a no entrar en convocatoria frente al Deportivo Alavés, viajó con sus compañeros hacia Vitoria en la derrota por un gol a cero.

Sin superávit

Ahora, la tarea que tiene por delante el cuadro de Orriols, a falta de dos semanas para que la ventana de transferencia eche el cierre, es aligerar la masa salarial que tiene entre su plantilla para incorporar los recursos necesarios o, como mínimo, inscribir en el campeonato nacional de liga. Pero la tarea no se antoja sencilla, ya que la operación salida está estancada y no existe un superávit en lo que a ingresos por salidas se refiere. La llegada de jugadores que acabaron contrato, como es el caso de Carlos Clerc, Jorge Miramón, Hernani y Óscar Duarte, cuyos contratos sufren una prima por preferencia, y los aproximadamente quince millones invertidos en Rubén Vezo, Sergio León, Gonzalo Melero y Borja Mayoral no sostiene el nivel de ingresos obtenidos este verano.

Salvo Rubén García, que partió otra vez hacia Osasuna a cambio de tres millones, y un Chema que cambió LaLiga por la Championship inglesa debido a los 750.000 euros que gastó el Nottingham Forest, suponen un déficit presupuestario que impide un mayor margen con la frontera que imprime LaLiga a todos los clubes.

Aunque la previsión de realizar una venta de calibre considerable no está sospechada en primera instancia, el club debe trabajar para darle salida a los futbolistas que suponen una losa en la planificación deportiva. Los casos más enquistados, los de Antonio Luna y Sanjin Prcic. El primero tiene a sus espaldas un interés del Granada desde finales del mes de julio, pero la envergadura de su contrato es la principal traba por la que no se cristaliza el acuerdo.

El segundo, pese a que tenga cartel en Francia, no tiene encima de la mesa ninguna propuesta en firme. Con Doukouré, Armando Sadiku e, incluso, Iván López en la lista de transferibles, el Levante Unión Deportiva buscará solventar su problema con el límite salarial para competir en la mejor liga del mundo sin ningún problema ajeno a lo deportivo que desestabilice su rendimiento. De esta manera, se avecinan días de mucho trabajo en las oficinas del Ciutat de València.