El Montgó es con sus 650 especies de flora uno de los parajes botánicos más ricos del mundo. Esa biodiversidad no sería lo mismo sin las abejas. «En otros países sí están más concienciados sobre la función polinizadora de las abejas y han erradicado los plaguicidas que contienen una toxicidad más elevada. Pero aquí vamos por detrás», comentó ayer el apicultor Francisco Cervera, quien no oculta su «pasión» por las abejas.

Cervera vive de la apicultura. Cada año produce unos 30.000 kilos de miel. «La ventaja de la miel respecto a otros productos naturales es que no se estropea. La podemos vender cuando el mercado la demanda», indicó.

Este apicultor tiene un colmenar en el parque natural del Montgó. Los terrenos donde están sus panales se salvaron del urbanismo por los pelos. El ministro de Hacienda con Franco, Mariano Navarro Rubio, compró 100 hectáreas de la montaña en 1973 para construir una urbanización de lujo. El proyecto no salió adelante y luego llegó la declaración de parque natural. Ahora zumban aquí los enjambres de abejas.

Este apicultor difunde la importancia de su oficio y de las abejas a través de unas visitas que ha organizado la concejalía de Agricultura de Xàbia. Enseguida se nota que Cervera es un enamorado de la apicultura. «Aquí tenemos tres tipos de miel, la de mil flores, la de la flor de azahar y la de brezo», explicó. Esta última variedad necesita lluvia, ya que la floración del brezo o cepell es exigua cuando, como ahora, hay sequía. De hecho, las escasas precipitaciones han hecho, en general, descender la producción de miel, pero, según indica este apicultor, la amenaza para los panales es otra: los herbicidas y el ácaro varroa.

También lamentó que el pasado año y éste se retiraran en la Comunitat Valenciana las ayudas a los apicultores que tenían sus colmenas en parques naturales o en parajes de la Red Natura 2000. «Otras comunidades autónomas sí las han mantenido», aseguró.

Cervera enseña con orgullo sus panales. Los participantes en la visita, enfundados en un buzo de protección, se quedan maravillados ante la complejidad social de los enjambres de abejas. En la visita de ayer, incluso tuvieron la suerte de observar una abeja reina.