El episodio de envenenamiento de perros en Benissa parece no tener fin. Al menos 25 canes se han intoxicado ya, de los que han fallecido una veintena. El tóxico que los animales inhalan o lamen en los caminos de las partidas rurales es potentísimo. La última muerte que ha trascendido ocurrió en la mañana de ayer. Dos Winkel, un famoso fotógrafo y divulgador de la naturaleza que todos los años pasa unos tres meses en Benissa con su familia y sus perros (alquila una casa de campo), salió ayer a pasear con Yaka y Jordan. Al primero lo adoptó en Rumania y al segundo en la protectora Akira de Benissa hace apenas 7 meses. Los llevaba con correa, ya que era conocedor de la alerta por los envenenamientos. Pero ni así. Jordan olisqueó durante unos segundos alguna sustancia y empezó a sufrir convulsiones. «Lo llevé en brazos unos 300 metros hasta el coche. Pero no llegué a tiempo. Murió de forma casi fulminante», relató un conmocionado Dos Winkel.

Este visitantes holandés regresaba ayer a su país con su familia. Se fue de Benissa con un disgusto tan enorme que aseguró que no piensa volver a este municipio. Era un enamorado de sus partidas rurales y de su paisaje. Pero la muerte de su mascota le ha golpeado duramente. «Ha sido algo muy cruel», dijo.

Mientras, la Guardia Civil sigue buscando al desalmado que ha salpicado de veneno los caminos. Ya se han dado casos de intoxicaciones en prácticamente todas las partidas y la alarma ha saltado a Calp y Teulada.