El «timo del asfalto» ha llegado a la Marina Alta. La banda, que ya ha dado golpes en buena parte de la geografía española, se dejó caer el martes por Pedreguer. Intentó estafar 4.000 euros a un establecimiento comercial que está junto a la carretera N-332.

El cabecilla de estos presuntos timadores, todos ellos británicos, utilizó la mecánica que ha repetido una y mil veces. Se dirigió a la gerente del comercio con modales muy educados y correctos. Le dijo que su cuadrilla había realizado unas obras en la zona y le había sobrado asfalto. Por un precio módico le dejaba el aparcamiento como nuevo.

«Aquí entran tráilers y la verdad es que esta explanada necesitaba una capa de asfalto. Me aseguró que cobran el metro cuadrado a 30 euros, pero que a nosotros nos lo dejaba a 10», explicó la responsable del comercio, que le dejó claro al supuesto empresario que quería que le asfaltara 100 m2 y que, por tanto, la factura subiría a mil euros.

A la gerente de la empresa de Pedreguer ya le sorprendió que en seguida se presentaran los operarios con furgonetas de alquiler y maquinaria no muy pesada. Y se pusieron a echar el asfalto.

Luego siguieron con la tramoya habitual del timo. «Con una cinta métrica que no sé si estaba trucada o se habían enrollado en parte en la mano, midieron los metros y dijeron que salían 330. Ya no eran los mil euros del principio, pretendían que les pagáramos 3.300 euros que con IVA subían a 3.993».

La gerente se negó. Le recordó al cabecilla que habían convenido mil metros y mil euros. «Se puso muy violento y empezó a insultarme y amenazarme. Nos asustamos y llamamos a la policía local de Pedreguer». Pero fue asomar los agentes y esfumarse los obreros. «Desaparecieron a toda prisa».

No había acabado, sin embargo, la extorsión. En la tarde del martes y el miércoles por la mañana, el cabecilla se plantó de nuevo en el establecimiento y profirió nuevas amenazas.

«Le dije que habíamos quedado que le pagaría 1.000 euros y le hice la transferencia. Además, llamamos a un profesional de asfaltados de la Marina Alta que es cliente nuestro y vino a revisar estos trabajos. Nos confirmó que se habían hecho muy mal. De hecho, se ve que el material es de muy pobre calidad. Al pasar los primeros coches, ya ha empezado a saltar», indicó la responsable del negocio.

El cabecilla de la supuesta banda de estafadores le dio un número de cuenta de Bratislava (Eslovaquia) para la transferencia. Hizo la factura a nombre de una empresa que existe. Tiene domicilio social en Barcelona. El nombre de la mercantil es el de un capitán del ejército republicano de Irlanda. No es un detalle baladí. Tras este engaño del asfalto, está un clan irlandés. La Guardia Civil lo ha llegado a desarticular, pero sus integrantes vuelven a las andadas.