La difteria, una enfermedad respiratoria grave de la que entre 2014 y 2017 solo se han registrado cuatro casos en España (así lo recoge el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría), ha reaparecido en la Marina Alta. El hospital de Dénia, que gestiona Marina Salud, ha identificado y tratado un «caso aislado» de difteria en un varón de 53 años y de nacionalidad española. Permanece ingresado y aislado en la planta de Medicina Interna del citado hospital. No había viajado a países en los que la enfermedad es endémica y, por tanto, se contagió aquí.

Sí que le habían puesto las vacunas en la infancia y cuando realizó el servicio militar, pero no a los 40 años que es lo que recomiendan los especialistas, que también son partidarios de que se vuelva a inyectar a los 65.

Ingresó en el servicio de Urgencias del centro sanitario dianense el pasado 15 de noviembre. Sufría un cuadro de faringoamigdalitis acompañado de fiebre, lesiones cutáneas, disnea con signos de miocarditis y severa afectación del estado general.

Los facultativos sospecharon de que pudiera haberse contagiado de difteria. Los síntomas parecían inequívocos. Fue aislado inmediatamente y trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos. El hospital activó el protocolo para evitar contagios, ya que esta patología «se transmite fácilmente de una persona a otra, ya sea por contacto directo o por vía aérea a través de las gotículas respiratorias emitidas por ejemplo al toser o estornudar», según indica la OMS (Organización Mundial de la Salud). El hospital administró la profilaxis a los médicos, enfermeros y personal sanitario que habían tenido contacto con el paciente, así como a su entorno familiar y social.

El Instituto Carlos III de Madrid ha confirmado el diagnóstico de difteria. El paciente responde bien al tratamiento antibiótico y evoluciona de forma favorable. No ha sido necesario administrarle la antitoxina diftérica.

La vacunación ha erradicado prácticamente la difteria en España. De los cuatro casos diagnosticados entre 2014 y 2017, solo un paciente falleció, un niño de 6 años de Olot que no estaba vacunado. Además, según los informes epidemiológicos posteriores de la Generalitat de Catalunya, no se le administró la dosis suficiente del antídoto.