Los héroes en bicicleta han salido del anonimato. Son Álvaro Orengo, Miquel Faus, Xesco Castelló y Bernardo Gonsalves. Tienen entre 20 y 22 años y corren con el equipo Ginestar-ULB Sports de la peña ciclista de Beniopa (Gandia). Los cuatro jóvenes salvaron el miércoles a un vecino de Sagra de 50 años y discapacitado físico (no puede caminar) que había quedado atrapado en un incendio.

Los ciclistas habían salido de Gandia y, tras pasar por Oliva, El Verger y Beniarbeig, llegaron a Sagra. «Vimos que salía humo y, cuando llegamos, una mujer mayor entraba y salía de la casa del incendio, y no paraba de decir: 'mi hijo está dentro'», explicó ayer a Levante-EMV Xesco.

Los jóvenes deportistas pararon inmediatamente. Primero sacaron a la anciana que pedía desesperada ayuda. Era la madre del atrapado y seguía entrando en la casa pese a que las llamas ya habían cogido fuerza. Intentaba apagarlas arrojando agua con una jarra.

Luego, mientras uno de los ciclistas llamaba a los bomberos, los otros tres se metieron en la vivienda. Para llegar al vecino discapacitado, que estaba en su cuarto, tenían que pasar por el salón donde se inició el fuego (una chispa de la chimenea prendió un sofá) y que luego quedó totalmente calcinado. No dudaron ni un segundo.

«Claro que nos pusimos nerviosos. Pasamos a un metro del sofá, que ya era una bola de fuego. Apenas se veía por el humo. Pero había una persona dentro y teníamos que sacarla», indicó Miquel Faus. Los jóvenes llegaron a la habitación de Juan Carlos, que así se llama el vecino de Sagra. «Entonces vimos que estaba en la cama y que no podía caminar. Lo levantamos y lo subimos a la silla de ruedas», recordó Faus. Y para salir tuvieron que volver por donde habían entrado. No había otra. Volvieron a pasar por el salón en llamas. Ya en la calle, respiraron.

Fue providencial que ese día trazaran una ruta de entrenamiento que los llevó a Sagra. El incendio se originó sobre las 11.30 horas. La habitación de Juan Carlos está justo al lado del salón que quedó destrozado por el fuego. El propio vecino de Sagra reconoció a este diario que los jóvenes ciclistas le salvaron la vida.

«Cuando ya estábamos todos en la calle, acudieron vecinos con extintores. Ya no había nadie que corriera peligro y nosotros nos subimos otra vez a nuestras bicicletas y reanudamos el entrenamiento», señaló Miquel.

Luego llegaron los bomberos del parque de Dénia y terminaron de sofocar las llamas. Y tanto la madre de Juan Carlos como su tía (los tres viven en la casa del incendio) comentaron más tarde a este diario que estaban muy agradecidas a los cuatro deportistas. Ellos seguían a esa hora pedaleando sin ser muy conscientes de que se habían convertido en héroes.