Salió un día de viento y frío. Pero el "Feslalí" es ya imparable. Alcalalí ha dado en el clavo. El festival, que ahora llega a su cuarta edición, está más que consolidado y atrae a un numerosísimo público. El paisaje de los almendros en flor y la gastronomía de la almendra son un gancho de primera. El sábado tuvo lugar la inauguración de la Ruta de la Tapa. El vendaval obligó a trasladar el acto de la Plaça de l'Ajuntament al museo etnológico. El espacio era más estrecho. Se llenó hasta los topes. Los hosteleros del municipio y los hornos tradicionales han creado todo un recetario de la almendra. Los platos son exquisitos. Las tapas y dulces "volaron" y triunfaron.

Los bares y restaurantes elaboran también menús especiales con la almedra de protagonista. El mejor plan es escaparse el fin de semana a Alcalalí y disfrutar de la gastronomía, la cultura y el paisaje. Y también hay que comprar en las panaderías dulces tradicionales de almendra. Las cocas, "rosegons" y "pastissets" son deliciosos.

"Feslalí, Alcalalí en flor" también reivindica el trabajo de los agricultores locales, agrupados en la Sociedad de Transformación Agraria (SAT) Llauradors d'Alcalalí. Han lanzado la marca "Flor d'Alcalalí" y están empeñados en dar prestigio a un fruto seco que trasciende la gastronomía. La almendra de Alcalalí tiene tantas propiedades que también da para elaborar aceites esenciales que se emplean en masajes y cosmética.

En la imagen, la alcaldesa de Alcalalí, Maribel Molina, junto a otras concejalas de la Marina Alta.