Basta con rascar un poco en la epidermis urbana de Dénia para que salga a la luz su milenaria historia. No hay obra que no deje un hallazgo arqueológico. Ahora la construcción de una rotonda en el cruce la avenida Joan Fuster y la calle Manuel Lattur ha "tropezado" con el arrabal islámico de Daniya. Era algo previsible. Esta zona formaba parte de las 13 hectáreas del floreciente arrabal marítimo de los siglos XI y XII. La antigua muralla del Fortí ha aparecido en anteriores excavaciones a pocos metros de donde ahora trabajan las máquinas.

De momento, según ha explicado la concejala de Urbanismo, Maria Josep Ripoll, se han desenterrado estructuras domésticas. "Los arqueólogos están haciendo el seguimiento de las obras", ha matizado. La edil ha asegurado que la construcción de la rotonda, que debe acabarse en marzo, se está acompasando con los trabajos arqueológicos. No se ha producido ningún retraso. Eso sí, ha advertido de que los arqueólogos deben valorar todavía la magnitud de los hallazgos. Si son transcendentales, sí que es probable que la investigación arqueológica suponga postergar algo el final de las obras.

Sea como fuere, es evidente que Dénia es un gran yacimiento arqueológico. La Daninya islámica y la Dianium romana duermen bajo tierra.