Los visitantes incívicos de la Cova Tallada han convertido uno de sus rincones en un retrete. Allí han dejado un rollo de papel de váter. Esa es una de las agresiones que sufre uno de los parajes más bellos y frágiles del litoral valenciano. La masificación que ha sufrido en los últimos veranos pone en riesgo esta gruta litoral.