Era uno de los símbolos de Calp. En la década de 1960, José Huguet, que urbanizó la zona de Calpesa, quiso dejar una impronta de arte. Andreu Alfaro se asomó a este balcón desde el que se vislumbra el Penyal d'Ifac y creó Cosmos 62. La ondulante escultura de hierro se integró en el paisaje. Era paisaje. Pero en los años 80 la compró el Institut Valencià d'Art Moderm (IVAM) y se la llevó a València. Calp se veía apeada del cosmos del arte. Han tenido que pasar más de 30 años para que la obra regrese a su emplazamiento original (un poco desplazada, es sí). Alfaro, fallecido en 2012, la concibió para un lugar determinado. En este universo, en este cosmos, hay dos fuerzas de enorme poder de atracción. El Penyal y la escultura.

Cosmos 62 regresó ayer a Calp. El ayuntamiento ha negociado la cesión con el IVAM, que, en principio, quería situar la obra en un jardín de València. Finalmente, el museo se avino. Y la familia de Alfaro también dio su visto bueno.

La propia alcaldesa en funciones, Ana Sala, se desplazó varias veces a València a entrevistarse con los responsables del IVAM.

El consistorio se ha hecho cargo de los costes del transporte y de la restauración. La obra se ha instalado en una de las nuevas rotondas de la N-332. Está sobre una peana de hormigón. Todavía hay que mejorar la estética de la rotonda. Pero Cosmos 62 ya da valor a un espacio hasta ahora anodino.