La riqueza hídrica de la Marina Alta es como el Guadiana. Hay largos periodos en los que desaparecen. Ahora, tras el último episodio de lluvias, resurge el esplendor del agua. Las precipitaciones recogidas en el interior hacen que las fuentes broten con fuerza. Los ríos Girona y Gorgos siguen bajando con caudal y van llenando los acuíferos. Son estas crecidas que duran días las que ayudan a que suba el nivel de las aguas subterráneas. La Marina Alta ha conjurado la amenaza de sequía. Acaba el año a rebosar de agua.

Los registros en la montaña han sido espectaculares. El pico lo ha marcado L'Atzúbia con 380 litros por metro cuadrado, según Avamet. En la Vall d'Ebo, se han recogido 330 l/m2 y, en La Vall de Laguar (en concreto, en Benimaurell, que es el pueblo que está más alto), 308. Ahora ha vuelto a formarse en el inicio de la ruta de los seis mil escalones del Barranc de l'Infern la espectacular cascada de Fleix. Si sorprende el abundante salto de agua, no lo hace menos el fragor. Decenas de excursionistas ya acudieron ayer a contemplar esta catarata.

Los llavadors tradicionales también están a tope de agua. El de la Font Grossa, también en la Vall de Laguar, es uno de estos monumentos humildes, pero de gran belleza, vinculados al rico patrimonio del agua de la Marina Alta.