La Cova Tallada, un paraje litoral de gran belleza y de enorme valor natural, se ha sacudido este verano a los visitantes furtivos. El parque natural del Montgó todavía no ha hecho un balance global de las visitas. De hecho, hasta el 30 de septiembre sigue vigente el sistema de reserva previa y de cupos que se está aplicando por segundo verano (empezó el 15 de junio) y que ha cumplido el objetivo de mitigar la gran presión turística que sufría esta gruta costera de Xàbia. Pero sí hay varias certezas. Y una es que los excursionistas están concienciados y ya no se cuelan sin hacer antes la obligada reserva telemática. El pasado verano unos 1.600 visitantes de los 10.249 que pasaron por el punto de atención que el parque del Montgó coloca en el inicio de la senda, en les Rotes de Dénia, hicieron caso omiso a los vigilantes y decidieron caminar hasta la cueva pese a que no tenían reserva. Los vigilantes les dejaban muy claro que se exponían a una multa. Pero les daba igual. El pasado mes de julio el porcentaje de visitantes furtivos se redujo en un 60 % respecto al pasado año. No hay todavía una cifra exacta de cuantos senderistas se han podido colar. Pero sí se sabe con seguridad que el número ha bajado de forma drástica. Los visitantes se han dado cuenta de que el cupo (370 personas llegadas por tierra al día y 112 en kayak) les permite disfrutar sin apreturas de un paraje al que no le sentaba nada bien una masificación que, además, provocaba que se sucedieran los accidentes. Eso sí, este segundo verano las reservas previas se acababan a la carrera. Prácticamente todos los tramos horarios (71 excursionistas pueden estar de forma simultánea en la cueva) han llegado al máximo de visitantes. Es más, el jueves ya no había posibilidad de reservar para el fin de semana. Este año, por tanto, se superará la cifra de 24.000 turistas que acudieron el pasado verano a la Cova Tallada cumpliendo el requisito de la reserva previa. Los visitantes han seguido las normas. Han llevado la mascarilla. Era imprescindible, dado que la senda es estrecha y resulta imposible cumplir la distancia de seguridad. También, a diferencia de otros veranos, la mayoría han llevado calzado adecuado. Lo de hacer esta ruta calzado con chanclas (lo que antes ocurría con frecuencia) era una auténtica temeridad. Más de un turista que no tenía reserva preguntaba a los vigilantes por la Granadella o la Barraca, en Xàbia, donde también hay control de acceso, o por el Moraig, en Benitatxell, donde también se ha puesto en marcha este verano la reserva telemática. Son los parajes con más tirón.