El casco antiguo de Calp, abigarrado, sorprendente y uno de los más activos de la Marina Alta, tampoco se libra de la fiebre del «se vende». En otros municipios, como en Xàbia, Benissa o Teulada, los vecinos están bastante acostumbrados a que en las antiguas casas se cuelgue el cartel de que están en venta. También hay viviendas que se tienen que apuntalar dado que están abandonadas y se pueden venir abajo.

En el casco antiguo calpino, no hay ruina a la vista. Al menos desde fuera ninguna casa da la impresión de que se puede desplomar. Pero que empiecen a aparecer los letreros de «se vende» sí es un síntoma de que este núcleo no es ajeno al éxodo de vecinos y a la pérdida de comercios de toda la vida.

En la calle Puchal, la de los escalones pintados con la bandera de España, que es una de las más fotografiadas del municipio, ya hay dos casas históricas en venta. Y están cada una en una punta de esta calleja escalonada. La de abajo se vende con un proyecto de rehabilitación. Este inmueble cuenta con un precioso zócalo cerámico.

Este casco antiguo atrae a los negocios de artesanía. También tiene un potente tejido hostelero. Hace cinco años cerró, sin embargo, el céntrico Bar Calpe, un histórico, y el local sigue hoy vacío. Otro restaurante del Carrer Major, que ocupaba una casa señorial, también echó el cerrojo. En cambio, en esta calle ha abierto un hotelito con encanto.

Es un hecho que los cascos antiguos de la Marina Alta, los góticos y serios de Teulada y Xàbia, o los más variopintos, como el de Calp, pierden vecinos. Negocios de siempre, como las panaderías o las tiendas de ultramarinos, van cerrando. Los núcleos históricos acentúan su perfil turístico. Pero los turistas no son vecinos que den vida durante todo el año a las intrincadas y hermosas callejuelas.