La luz del Mediterráneo y de Xàbia entra a chorro por los ventanales de la Casa del Cable. El director del Museo Sorolla de Madrid, Enrique Varela, advierte de que ese intensidad dañaría los lienzos de Sorolla. Los cuadros no vendrán a Xàbia en el 125 aniversario de la primera visita, iniciada el 5 de octubre de 1896, de Joaquín Sorolla al municipio que tanto le inspiró. «El espacio no reúne las condiciones adecuadas», afirma Varela. Pero las fotos del Sorolla que se lleva el caballete a la playa y capta el instante y las iridiscencias del mar y el cielo y las más íntimas y familiares sí se podrán ver en Xàbia. Algunas de esas fotos se tomaron durante ese deslumbramiento de 1986 (fue llegar y enviar un telegrama a su esposa para hablarle de la «Xàbia sublime, inmensa») y las posteriores visitas de 1898, 1900, 1901 y 1905.

El director del Museo Sorolla inspeccionó ayer junto al alcalde, José Chulvi, y el concejal de Cultura, Quico Moragues, la Casa del Cable. Será en estas paredes donde se cuelguen las fotografías de la muestra «Sorolla en su paraíso». Son unas 60 instantáneas. De los telegramas y cartas del artista a su mujer y musa, Clotilde, se deduce que el paraíso del pintor fue esa Xàbia que inmortalizó en lienzos tan bellos como el de «Chicos nadando», «Mujer ante al mar» (deslumbra el rojo del vestido) o «Niño sobre una roca». También plasmó el cabo de Sant Antoni («un monumento de color rojizo enorme»), la Caleta o el Portitxol. Descubrió la verticalidad pétrea de los acantilados y un mar «limpio, verde brillante, puro, una esmeralda colosal».

Enrique Varela destacó ayer que Xàbia está «en el ADN del artista». El Museo Sorolla se suma a la efeméride de los 125 años de esa primera visita, que fue breve y en la que el artista no llego a pintar ningún lienzo ni apunte.

En el verano de 1998, Xàbia ya dedicó una gran exposición a Sorolla. En aquella ocasión, el Museo Sorolla sí cedió obras.