Calp sufrió en los años 90 un arrebato de neoclasicismo. La Casa de Cultura con su anfiteatro Odeón o la plaza Mayor con sus columnas y la sucesión de frontones pretendían dar empaque al urbanismo público. Lo que ocurre es que esa estética grandiosa a veces no es nada funcional. Y un ejemplo claro ha sido la plaza Mayor. En su centro, se creó una fuente. El agua se filtra al aparcamiento subterráneo. Mientras, la plaza tiene poca sombra y, cuando da el sol en verano, es imposible realizar allí actos. Los asistentes se achicharran.

Así, tras más de 20 años, ha llegado el momento de darle un aire más moderno a este gran espacio público, que se concibió como ágora y punto de encuentro de los calpinos.

El ayuntamiento ha adjudicado por 1,1 millones la reforma de la plaza Mayor. Las obras se las ha quedado la empresa Serrano Aznar Obras Públicas. Debe acabarlas en ocho meses.

La remozada plaza debe convertirse en un gran espacio de actos culturales y festivos al aire libre. Se eliminará la fuente central, que, además de dar problemas con las filtraciones, es un estorbo. Mejor una plaza diáfana. También se quitarán los parterres y la barrera vegetal que impide ver la plaza desde la avenida Masnou.

Pero quizá el cambio más radical es el de los toldos. Se instalará una cubierta bastante liviana de 1.300 metros cuadrados. Ahí irán los toldos textiles de colores. Estos elementos rompen la formalidad neoclásica de la plaza. Tendrá una imagen mucho más moderna y divertida. También se cambiará todo el pavimento.

Además, se crearán una pequeña cafetería, baños públicos y una zona cubierta de juegos infantiles.

La plaza ya acoge actos multitudinarios como el de la representación del «Misteri». Pero le falta vida. Tiene una estética tan formal que echa para atrás.