El Gigante de Sal ya deslumbra en Moraira
La escultura de Coderch y Malavia, símbolo de renacimiento tras las catástrofes, ya está en la explanada del Castell
El Gigante de Sal es un coloso en Moraira. Ya concita la atención de decenas de curiosos. Todos quieren hacerse una fotografía junto a esta imponente escultura de hierro de Coderch y Malavia. Se inaugura esta tarde. Se disparará incluso un castillo de fuegos artificiales. Pero esta mañana ya ha despertado un enorme interés.
El Gigante de Sal expresa la fortaleza y la capacidad de renacer tras tragedias colectivas como la de la covid-19.
Sus creadores se inspiraron en la interpretación que el bailarín Fred Herrera hizo de la danza Butoh, un baile japonés creado por Kazou Ono y Tatsumi Hijikata tras lanzarse la destrucción que causó la bomba atómica en Hiroshima. El baile expresa la capacidad del ser humano de superar las grandes catástrofes. El Gigante de Sal es un alegato de que la vida, pese a todo, triunfa.
La escultura, en este emplazamiento mavarilloso de la explanda del Castell, junto al Mediterráneo y con el Penyal d'Ifac en el horizonte, todavía expresa con más fuerza ese mensaje de esperanza. Y ahora hace falta más que nunca confiar en la colosal capacidad de hacer frente a cataclismos tan imprevistos como la pandemia o la guerra. El Gigante de Sal simboliza el renacer.
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