Año de fuego en Xàbia: de los incendios por los cohetes de Nochevieja al del Saladar

Los incendios del Tossalet, en enero, del valle del Montgó, en abril, y el último del domingo han obligado a desalojar y a confinar en sus casas a cientos de vecinos

El incendio del valle agrícola del Montgó

El incendio del valle agrícola del Montgó / A. P. F.

Alfons Padilla

Alfons Padilla

Año de fuego. Sonaron las campanadas de la Nochevieja y en numerosos chalés se empezaron a lanzar cohetes e incluso a disparar castillos de fuegos artificiales. Ese alarde de alegría pirotécnica es peligrosísimo. De hecho, fue empezar el año y desatarse en Xàbia los dos primeros incendios. Ambos se iniciaron por cohetes. Quedaron en conatos. Uno se declaró en el cabo de Sant Antoni (parque natural del Montgó) y otro en una pinada del Cap de la Nau. Los bomberos y Protección Civil los apagaron a todo correr.

Fue un aviso y un mal augurio. Xàbia está viviendo un año negrísimo. La sequía ha agravado el riesgo de incendio. Los cañaverales (los del valle del Montgó y el Saladar) arden como fósforos. Y asusta ese crepitar que parece una "mascletà". Los campos baldíos (el abandono de los cultivos va a más) son pasto para las llamas. Y las masas forestales sufren estrés hídrico y están sumamente resecas. Además, la falta de gestión forestal ha generado pinadas impenetrables.

Daños en la parcela de un chalé provocados por el incendio en un barranco del Tossalet

Daños en la parcela de un chalé provocados por el incendio en un barranco del Tossalet / A. P. F.

Incendio del 2 de enero en el Tossalet

Lo de Nochevieja no fue más allá de un susto. Pero el 2 de enero ya se originó el primer incendio para temblar. Se declaró en un barranco de la urbanización del Tossalet que tiene chalés a un lado y otro. El barranco era una selva: marañas de arbustos y pinos. Los vecinos relataban que las chispas y pavesas volaban sobre sus cabezas. Se desalojó a 120 residentes de 52 chalés. Las llamas llegaron a provocar daños en las parcelas de algunos chalés.

Doscientas hectáreas devastadas en el valle del Montgó

Entre ese incendio y el del pasado 13 de abril, el del valle agrícola del Montgó, ha habido otros que se han quedado en conatos por la rápida respuesta de los bomberos y de Protección Civil. El del valle del Montgó, que avanzó por los barrancos llenos de cañas y por los campos de cultivo abandonados, arrasó nada menos que 200 hectáreas.

El fuego entró también en los términos municipales de Gata de Gorgos y de Jesús Pobre (Dénia). Se desalojó a unos cien vecinos de casas dispersas. Buena parte de esa planicie agrícola, de viñedos, olivos y almendros y esencial como conector ecológico del parque natural del Montgó, ha quedado reducida a cenizas. Se salvaron, eso sí, los terrenos que estaban cultivados. Una vez más quedó demostrado que el mosaico agrícola funciona como un eficaz (de hecho, el más eficaz) cortafuegos.

Fincas amenazadas por el fuego del Saladar

Y, como no hay dos sin tres, Xàbia sumó este domingo el tercer incendio del año en el que ha sido necesario realizar desalojos masivos. El fuego, que se declaró en el antiguo marjal del Saladar (cuando llueve con intensidad, lo que no ocurre desde hace muchos meses, esta hondonada se inunda), fue muy virulento. Avanzó en dirección a las fincas de apartamentos del Segon Muntanyar. Los cañaverales y la maleza se prendieron con gran rapidez.

El fuego ha destapado focos de residuos. El Saladar, que podría ser un gran parque y zona verde junto al núcleo turístico de la playa del Arenal, está abandonado. Hay un proyecto para que este humedal, aparte de parque público recupere su naturaleza de humedal y funcione como un espacio natural que recoja el agua que, cuando hay episodios de lluvias torrenciales, inunda el núcleo del Arenal.

Pero ahora mismo la amenaza más acuciante no es el agua, sino el fuego. El incendio de este domingo se quedó a nada de los edificios de apartamentos. Se desalojó a 70 vecinos y se confinó en sus casas a cientos de residentes de toda esa franja turística que va desde el Segon Muntanyar a la Cala Blanca.

Negligencias

Xàbia, un municipio con miles de casas en eso que se ha dado en llamar la interfaz urbano-forestal, es decir, el linde de las urbanizaciones y las masas forestales, está viviendo un año marcado a fuego. Los incendios se suelen originar por negligencias (cohetes, quemas agrícolas y de restos de jardinería, colillas, barbacoas...). Y se declaran en barrancos que están en medio de urbanizaciones de chalés, en un antiguo marjal rodeado de fincas de apartamentos o en un valle agrícola donde abundan los campos yermos y repletos de maleza. Este año aciago de incendios llega cuando no quedan tan lejos las catástrofes de la Plana y el cabo de Sant Antoni (el Montgó) y la Granadella. El fuego quita el sueño en Xàbia.