"Cerrado por vacaciones", el derecho a respirar de la hostelería de Xàbia
Más de 20 bares de los paseos marítimos han bajado ahora la persiana para dar descanso al personal
Desestacionalizar, ese viejo anhelo del litoral turístico de la Marina Alta, está bien, pero sin volverse locos. Tras la pandemia, entraron las prisas por recuperar el tiempo perdido. Uno de los sectores más castigados por el confinamiento fue la hostelería. Parecía que se abría paso el modelo de los bares y restaurantes que van a piñón todo el año. Pero el sector ha vuelto mayoritariamente a la sana costumbre del «cerrado por vacaciones». Es un hecho. Basta con darse ahora una vuelta por los paseos marítimos Joaquín Sorolla y de la Marina Española, en el núcleo del puerto de Xàbia, y por el paseo del Arenal para comprobar que la hostelería respira, que necesita bajar la persiana tras una temporada, la de la reapertura tras el confinamiento, que ha sido frenética.
En los citados paseos hay ahora mismo más de una veintena de locales que han colgado el cartel de «cerrado por vacaciones». La hostelería de la Marina Alta suele darse una temporada de asueto tras la Navidad. Algunos de estos bares y restaurantes cerraron en enero, tras la fiesta de Reyes, y no volverán a abrir hasta marzo.
La pandemia, por suerte, no lo ha trastocado todo. La hostelería es un sector muy peculiar. Las plantillas acaban el verano exhaustas. Falta personal. Hay excepciones, pero lo habitual es que los trabajadores estén mal pagados y hagan jornadas laborales agotadoras. No se ha dado aquí un fenómeno como el de «la Gran Renuncia» de EE UU (un tropel de empleados que han decidido dejar sus trabajos), pero es evidente que a los empresarios cada vez les cuesta más encontrar camareros y cocineros.
El «cerrado por vacaciones» es una vía de escape. La hostelería tiene derecho a respirar. El sector ha funcionado como un tiro en estos últimos años. Necesita como el comer parar para recuperar fuerzas.
La hostelería de la costa de la Marina Alta, exhausta
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