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«No se puede vivir tantos años con 80 decibelios de ruido en el salón de casa»

Unos 80 vecinos del casal de la Falla Rodrigo del Port de Sagunt llevan casi una década de quejas

Cerca de 80 vecinos del tramo de la calle Luis Vives del Port de Sagunt más próximo al casal de la Falla Rodrigo viven una desacostumbrada tranquilidad durante estos días, después de que el Ayuntamiento de Sagunt ordenara el precinto del local por no atender a las medidas reclamadas para su legalización. Mientras se ejecutan las obras requeridas durante las próximas semanas, Carmen Beltrán, erigida en portavoz de estos residentes, no confía en que este paso signifique el final de los ocho años de molestias que, según aseguran, arrastran fundamentalmente por ruidos, humos y horarios de apertura.

«No estamos en contra de la falla, de la que al principio fuimos socios, y comprendemos que durante las fiestas nos tenemos que aguantar, pero el problema es que aquí estamos en fallas todo el año», asegura. Y es que, como ha denunciado en infinidad de ocasiones con escritos al Ayuntamiento de Sagunt y llamadas a la policía local, «hay 50 ó 60 personas que usan el casal todos los días y no tienen ningún respeto por el descanso del vecindario al salir a la calle a cualquier hora con gritos continuos. Otras veces las molestias vienen por los humos cuando cocinan y así se suma una serie de hechos que impiden la convivencia», relata Carmen. Uno de los más recientes, recuerda, fue cuando el camión de un fallero estuvo varios minutos en marcha a altas horas de la madrugada, mientras duraban las despedidas tras una velada en el casal.

Esta vecina apunta que «siempre hemos intentado llegar a acuerdos con la falla, mediante reuniones con varios presidentes o solicitudes por escrito, pero lo máximo que han hecho fue poner un comunicado en la puerta del casal al que nadie hizo ni caso. Cuando les hemos planteado alguna queja o les hemos preguntado si ellos, como vecinos, soportarían esta situación, se han reído de nosotros, porque parecen tener patente de corso para hacer lo que quieran sin que pase nada».

Frente a esta situación , los afectados «estamos hartos y queremos una solución, porque no se puede vivir tantos años con hasta 80 y 90 decibelios de ruido en el salón de casa casi todos los días. Ya es hora de que se tomen medidas», apunta Carmen Beltrán. Y es que entre las «pequeñas mejorías» que se han sucedido desde hace 8 años se encuentra «el doble cristal de las ventanas, que no resuelve nada cuando están abiertas o los falleros salen a la calle, algo que nos tememos que seguirá sucediendo tras este impás de tranquilidad».

Otro factor que ha acentuado las molestias durante los últimos años ha sido el incremento del censo de la Rodrigo, circunstancia, eso sí, que las últimas fiestas llevó a la comisión a instalar una carpa en la plaza que atenuó los ruidos de forma significativa.

Pero las quejas no se limitan a la «nula consideración de algunos falleros con los vecinos», sino que se extienden al ayuntamiento y a la policía. «Pasan olímpicamente de nosotros», lamenta. En el caso del consistorio, «la anterior corporación nos tomó el pelo con buenas palabras y ninguna solución», mientras que el actual gobierno municipal «por lo menos ha mostrado más interés», dijo. De hecho, hoy está prevista una reunión entre los vecinos y la concejala de Actividades, Teresa Garcia.

Contencioso administrativo

«Esperamos que nos hagan caso, porque, si ahora tampoco se toman medidas, iremos subiendo de nivel nuestras quejas», señala. En este sentido, la hoja de ruta que se han marcado los vecinos pasa por el ayuntamiento, la delegación de Gobierno, el Defensor del Pueblo y el contencioso administrativo, que «ya tenemos a punto. Nos costará dinero, movernos y más historias, pero no se puede vivir conforme lo estamos haciendo».

Entre las salidas que los afectados plantean es trasladar las actividades diarias del casal a «una de esas grandes naves industriales vacías, donde no molestarían a nadie porque por las noches estarían solos».

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