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Reportaje

Un valenciano en el barco más grande del mundo

Iván Tristán forma parte de la tripulación del Pioneering Spirit desde hace dos años

Un valenciano en el barco más grande del mundo

Iván Tristán, de 43 años de edad y vecino de Port de Sagunt, es el único valenciano de la tripulación del Pioneering Spirit, el buque de grúas más grande del mundo. Un barco que ha hecho historia al propiciar de forma pionera el levantamiento y transporte de plataformas petrolíferas en desuso por todo el mundo.

Tristán está encantado y orgulloso con su trabajo, porque «me ha permitido formar parte de la historia. Estoy convencido de que lo que hemos hecho con la plataforma Delta Brest quedará plasmado en los libros de ingeniería, porque este barco es ingeniería hidráulica y mecánica al más alto nivel».

Este valenciano es mecánico de cubierta en el Pioneering Spirit dede hace dos años y ha vivido como protagonista el primer traslado de una plataforma petrolífera. Tal y como relataba a Levante EMV, «fue a 185 millas de las islas Hébridas, en el mar del Norte, un hito sin precedentes que acaparó la atención de medios de comunicación de todo el mundo. No se había hecho nunca antes y se logró con éxito».

Tristán explicaba que el cometido del barco es cortar la plataforma, cargarla y trasladarla hasta el puerto para desaguace. «La precisión con la que se hace o las medidas de seguridad son algo extraordinario, es un espectáculo ver cómo levantan 42.000 toneladas».

Hasta el buque de cinco estrellas

Sin embargo, llegar hasta el Pioneering Spirit no ha sido tarea fácil. Después de marcharse a Holanda tras una oferta de trabajo que resultó fallida, estuvo más de mes y medio durmiendo y comiendo en su coche, en Amberes, junto a un amigo, hasta que encontró empleo en una refinería. Luego una larga temporada pernoctando en una pequeña oficina y padeciendo muy bajas temperaturas hasta que la suerte de un amigo en una plataforma petrolífera terminó abriéndole las puertas del buque más grande del mundo.

Para ello tuvo que formarse durante casi un año e invertir en ello más de 4.000 euros, con cursos que realizó en Irlanda y que eran requerimiento indispensable para entrar a trabajar en ese gigante del mar. «Tuve que formarme sobre todo en supervivencia». Cuando acabó esta primera etapa, solicitó un puesto en la empresa Old Seas y tras 35 días de prueba, pasó a formar parte de la tripulación del Pioneering Spirit, donde encontró a varios españoles, sobretodo gallegos, pero a ningún valenciano. «Ahora somos 565 trabajadores, pero hemos llegado a ser 900», afirmaba.

La parte más difícil de llevar es la «distancia con la familia», ya que pasas 35 días en el barco, aunque también asegura que cuesta acostumbrarse al cambio de horario. «Me levanto a las 22 horas y me acuesto a las 12. Conciliar el sueño por las mañanas es complicado, aunque en las habitaciones tenemos paneles y gafas que dicen producen melatonina para inducir el sueño».

Este trabajo le ha permitido viajar por bellos lugares e incluso encontrarse con islas emergentes, pero también pasar frío; a punto estuvo de perder el dedo meñique por congelación en el Mar del Norte, pero «todo vale la pena por vivir esta aventura en este buque cinco estrellas».

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