Los «Turquets» se han confirmado como el auténtico tesoro inmaterial que Algar de Palància ha guardado durante más de dos siglos. Esas personas ataviadas con trajes otomanos acompañan siempre a la Virgen de la Mercè en la procesión que, desde hace años, se hace siempre el último sábado de septiembre. Pero no desfilan de un modo cualquiera. Como 12 niños representan a cristianos cautivos liberados por la orden mercedaria en tierras musulmanas, desfilan unidos con cintas a ella y «encadenados» hasta que finaliza el recorrido.
Los pequeños siempre tienen entre 3 y 6 años, por lo que pueden salir junto a La Mercè hasta tres veces. Para ello siempre utilizan los trajes que desde hace décadas se guardan en la iglesia y que, desde hace unos años, llevan tanto niños como niñas. Junto a esas vistosas prendas rojas hechas con seda la parroquia también guarda los trajes de otomanos que lucen siempre los ocho hombres que llevan el anda de la Virgen. Todo, entre balcones engalanados y precedido de los bailes del grupo local, La Solana, al son de dolçaina i tabal en un desfile donde no faltan la banda de música, los niños de comunión y las autoridades municipales.
«Es algo único. Hablamos de una tradición de siglos que cumple todos los requisitos para ser declarada Bien de Interés Cultural e incluso patrimonio inmaterial de la Unesco». Así se expresaba la profesora de la Universitat de València Julia Martínez, directora científica de las Jornadas Internacionales que durante tres días ha celebrado esta misma semana esta pequeña localidad, de menos de mil habitantes, con un objetivo muy concreto: Aumentar el conocimiento sobre el pasado de la población y reunir toda la documentación posible para lograr que la Generalitat proteja esta fiesta con su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC).
Especialistas de varios países han coincidido en este congreso en resaltar la importancia de ese legado así como la necesidad de protegerlo y difundirlo. «Es destacable que se haya mantenido por tradición popular del propio pueblo, sin imposiciones ni artificios. Pero también es interesante la declaración de BIC porque haya una función de tutela que garantice que se preserva sin añadidos ilógicos, respetando la historia y s u esencia», decía el consejero general de la orden mercedaria en Roma, Manuel Antonio Anglés, tras participar en una de las sesiones.
Otros profesores de la Universitat de València como María José Carbonell y Joan Iborra incluso apuntaron que esta procesión reúne todos los ingredientes para ser declarada patrimonio inmaterial de la Unesco. «Sin duda se puede llegar a eso, como han hecho otras fiestas con menos poso histórico», decía Carbonell a Levante-EMV. El alcalde, Juan Emilio Lostado, apuntaba no obstante que el ayuntamiento «irá poco a poco, para conseguir en primer lugar el reconocimiento autonómico». Esta meta en ningún caso parece inalcanzable al vicepresidente segundo de la Diputación de Valencia, Antoni Gaspar, uno de los primeros defensores de la iniciativa cuando, ya hace años, conoció e la fiesta. «Siempre he pensado que había que hacer algo para protegerla y difundirla. Aquí no es que hayan hecho un informe, sino un congreso internacional, así que estoy seguro de que tendrán argumentos de sobra ante la Conselleria de Cultura», decía además de recomendar ver en vivo la procesión, que será el próximo sábado, a las 20 horas.
