Un café y unas pastas o un simple refresco pueden obrar milagros. Incluso unir a las aficiones de los campos de fútbol antes de partido y evitar que encuentros entre niños o jóvenes acaben con insultos, tensiones y malos modos. Así lo han comprobado ya en un peculiar club de Sagunt, que prima la diversión al ganar partidos y la integración social a la buena forma física; un conjunto, el «No Sólo Fútbol», que ha empezado a recibir a los acompañantes de su equipo rival con un tentempié.
«La idea es hacer amigos y evitar conflictos», resumía el impulsor del club, Javier Alcaina. «Si conoces a los padres del otro equipo, se reduce la posibilidad de que exista cualquier problema durante los encuentros», añadía.
La iniciativa fue probada con éxito ante el Atlético Beteró. Sin embargo, la intención es mantenerla todo el año y hacer así su particular adaptación «de las comidas o cenas que hacen las directivas de primera división, que les ayudan a contenerse en los palcos». «Los padres del No Sólo Fútbol tienen prohibido protestar a los árbitros pero la idea es evitar los roces y dar un ejemplo de convivencia a los hijos», añadía Alcaina.
Este afán educativo ya hizo que el club impulsara lo que denomina el «Tercer Tiempo», donde los chavales comparten zumos o refrescos y un momento distendido tras el partido. Esto ha hecho que otros clubes incluso les han correspondido «repartiendo chucherías a todos los jugadores», como recordaba el padre de un jugador de este conjunto donde el principal objetivo es educar en valores y favorecer la integración social de familias enteras. «Hacen muchas actividades paralelas que no estarían a nuestro alcance», decía otro integrante de origen magrebí.
Entre estas últimas no faltan encuentros con jugadores de equipos de primera división e incluso internacionales o
iniciativas como las dos impulsadas este año: Una para enseñar a los niños cómo emprender en una actividad como es el fútbol y otra para conocer a fondo lugares de Sagunt. Con esta última, pretender favorecer un sentimiento de pertenencia «que les una en proyecto colectivo», como apuntaba Javier Alcaina. «En una sociedad con clubes que ganan títulos sumando individualidades, y no creando equipos, queremos ir en sentido contrario», agregaba.
Este particular conjunto, que nació hace seis años en el colegio público Vilar Palasí con 18 niños y ahora tiene 75 integrantes, ha atraído incluso a jóvenes de 19 años. «Contrasta bastante con otros equipos. Aquí se intenta que los niños se diviertan y una educación más global», decían Cristian y Omar. «Y ni importa tener una discapacidad, ni cobran por participar. Funcionan con subvenciones, patrocinios y rifas. ¡Es genial!», apuntaba un padre.
