Uno de los últimos afectados por esta situación es un vecino de Almardà que ha visto cómo el agua ha dado al traste con parte de su cosecha de aceitunas, tal y como éste explicaba enojado. «Ya tengo más de 3.000 kilos de olivas en el suelo a causa de la humedad», lamentaba, después de tener diez días su campo inundado. «Adiós a los regalos de navidad de mis nietas», terminaba

Al igual que este agricultor otros padecen la misma situación en sus campos de cítricos, aunque la ausencia de soluciones a este problema desde hace años ha generado que la mayor parte de ellos «tire la toalla» y acabe abandonando sus propiedades que padecían daños todos los años por las inundaciones.