El cuatripartito de Sagunt, con el apoyo del edil no adscrito, José Vicente Muñoz, aprobó ayer de forma provisional su tercer presupuesto consecutivo, que eleva los gastos e ingresos previstos por el ayuntamiento para 2019 hasta los 79,8 millones de euros. Y, como en las dos anteriores ocasiones, gobierno y oposición apenas coincidieron en sus lecturas de los mismos números, ya que donde unos veían que no subirá la presión fiscal, otros lamentaban que el cuatripartito trate a los ciudadanos como «cajeros automáticos» y, mientras que los primeros destacaban la rebaja de la deuda, los segundos denunciaban el aumento del 50 % en este capítulo durante estos cuatro años.

Desde el gobierno local, el concejal de Hacienda, Enric Ariño, consumió su tiempo en detallar las principales partidas de un presupuesto del que destacó que «no aumenta ni un céntimo lo que los vecinos tienen que pagar». Como ejemplo señaló el impuesto de bienes inmuebles (IBI), que en los últimos años «ha bajado entre un 8 y un 25 % por recibo». La «fuerte» inversión de 12,5 millones de euros, la ocupación directa e indirecta que genera el presupuesto o la incorporación desde el borrador inicial de las propuestas ciudadanos fueron otros aspectos destacados por el edil.

Además del alcalde, Quico Fernández, que cerró el debate, la otra voz del cuatripartito en el pleno fue la del portavoz de EU, Guillermo Sampedro, quien felicitó a Ariño por «meternos en vereda», en referencia a las negociaciones en el seno del gobierno. El edil también destacó de las cuentas que «son continuistas e incrementan el capítulo de personal porque genera empleo, sube sueldos y apuesta por la gestión pública de los servicios».

Críticas de la oposición

Desde la oposición, los argumentos fueron similares entre PP, IP y Cs. El portavoz de los populares, Sergio Muniesa, habló de «falsedad y mentiras con los ingresos. Este presupuesto -añadió- recoge los intereses de los cuatro partidos del gobierno, no de la ciudad». La «temeridad», la estrategia de primero determinar los gastos y luego buscar los ingresos o que «lo hagan año tras año mal, pero no aprendan» fueran otras críticas.

Los segregacionistas, por su parte, coincidieron en que las cuentas están «infladas», entre otros motivos para «poder decir que el porcentaje de endeudamiento baja», según su portavoz Manuel González, quien también señaló que los aumentos en gasto corriente y personal, «a capricho de quien más manda» no hacen que «las cosas funcionen mejor». González también alertó del riesgo de «consolidar gasto con ingresos coyunturales».

Mientras, Raúl Castillo señaló que lo único que salva al ayuntamiento de un «gran agujero» es que «no se cumplen» las cuentas, como se demuestra con que «las inversiones de 2017 apenas se ejecutaron en un 20 %».

Desde los sindicatos, Juan Miguel Calomarde intervino para alertar del riesgo que suponía no haber negociado el capítulo de personal, algo que ya ha provocado sentencias condenatorias.