El experto adiestrador de perros Javier Cano ha explicado a Levante-EMV qué se debe hacer en caso de encontrarse a un perro agresivo que va suelto y sin bozal, tal y como se ha visto pasear a algunos incluso de raza potencialmente peligrosa en dos zonas de la ronda del Castillo de Sagunt y en calles próximas al centro Mario Monreal de esta ciudad.

«Lo importante es tener sangre fría y mantener la calma, pues es fundamental transmitírsela al animal y no activar su agresividad de forma inconsciente», decía este formador que se ha ofrecido al Ayuntamiento de Sagunt para dar clases gratis a propietarios de perros que permitan mejorar la crianza y evitar conflictos.

«Al tener delante un perro, y no solo los de raza potencialmente peligrosa, hay que tener en cuenta que tiene instinto depredador y, por tanto, lo primero es no moverse. No podemos salir huyendo porque esto nos convertiría en su presa y él, con su instinto depredador, querrá cazarnos, morder, dar muerte, desgarrar y comer».

Además de mantenerse inmóvil, recomienda no chillar, ni vociferar, ni hacer ademanes con las manos «para así no activar su instinto de caza y presa».

Otro aspecto fundamental es girar la cabeza y dejarla de lado para evitar mirarle a los ojos. «Es una manera de enviarle señales de calma», recalcaba. También recomienda no agacharse «para evitar exponer órganos vitales a la altura de su mandíbula, pues las lesiones en el cuello o en la cara podrían llegar a ser mortales, como se ha visto en algunos casos». Junto a esto, aconseja cerrar los puños de las manos y llevarlos al pecho en forma de cruz. «Esto evitará que nos pueda morder en los dedos, que son más vulnerables», explicaba remarcando que son recomendaciones básicas pues cada caso es particular y cada perro puede responder de forma diferente ante situaciones similares».

Pero, sobre todo, insiste en la calma. Incluso en caso de que el perro ataque y muerda. «Sé que es difícil pero no imposible, porque yo mismo estuve dos minutos enganchado, con un perro que me estaba mordiendo en un brazo y sin poder soltarlo. Es un tiempo que se te hace larguísimo, pero hay que darse quieto por dos razones. Si estiramos, nos haremos más daño porque habrá desgarro. Además lograremos que deje de morder y se vaya si le hacemos creer que su presa está muerta».