Las 290 viviendas contempladas en el Balcón de la Penya de Gilet están cada vez más cerca de solventar uno de los graves problemas que arrastra esta urbanización desde sus orígenes hace más de dos décadas. Y es que un último visto bueno del ayuntamiento es lo único que separa a esta zona de disponer al fin de un proyecto viable para dotarla de la red de agua potable y alcantarillado, una infraestructura básica presupuestada ahora en algo más de 1 millón de euros, que nunca se ejecutó y ha provocado múltiples dolores de cabeza tanto a los vecinos, que se cuentan en torno a las 150 familias, como al propio consistorio.
Por una parte, el suministro nunca ha llegado a peligrar, pero la calidad del agua que sale de los grifos del Balcón de la Penya siempre ha ofrecido dudas. Un reciente informe de la comisión de Evaluación Ambiental de la Generalitat sobre este sector señala que el suministro a esta urbanización procede de un pozo «no autorizado para el consumo humano», punto que ratifica el alcalde, Salva Costa, al apuntar que «esa agua debería ser para el riego».
No menos problemática es la evacuación de residuales y pluviales en una zona de afección de la Sierra Calderona, donde por el momento se vierten en fosas séptimas. De hecho, esta cuestión ha motivado alguna amenaza de multa millonaria por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar, que hasta ahora no se ha hecho efectiva.
Sobre los plazos que se abren a partir de este momento, una vez que los vecinos, que serán los encargados de sufragar estas obras, han dado luz verde al proyecto, Costa explica que «falta que el ayuntamiento dé su último visto bueno, aunque durante la redacción ha habido un contacto permanente entre el despacho que lo ha elaborado y los técnicos municipales, así que no debería surgir ningún contratiempo».
Esta inversión algo superior al millón de euros no servirá para acabar la urbanización del Balcón de la Penya, ya que en esta primera fase solo se contempla la red de agua potable y alcantarillado, además de la pavimentación de las calles que están en peor estado. Para próximas actuaciones queda pendiente tanto el asfaltado de todo el sector como la instalación del alumbrado público.
Estos trabajos de urbanización se han tratado de acometer en varias ocasiones durante los últimos 20 años, pero entre los diferentes motivos que han bloqueado su ejecución se encuentran los costosos presupuestos, con algún caso superó los 5 millones de euros. En este tiempo, las canalizaciones de los pozos de suministro, ya obsoletas, han requerido reparaciones, con un gasto próximo al medio millón de euros, según explican a Levante-EMV fuentes conocedores de la situación.
Tubería de impulsión
Una última cuestión que quedaría pendiente para dejar atrás los problemas del sistema de agua es la tubería de impulsión que debe llevarla hasta el depósito construido hace más de 15 años y que la Generalitat contempló en varios presupuestos, sin llegar a ejecutarla. Ahora, el Consell ha dado luz verde a esta inversión que rondará los 400.000 euros, según apunta Costa.
