2.000 kilos de toallitas húmedas colapsaron el domingo la estación de bombero de Canet d' En Berenguer y evidenciaron, en plena temporada de verano, los problemas que llega a causar el hecho de tirar estos productos al váter.

En este caso el taponamiento perjudicó tanto a vecinos como a comerciantes, pues coincidió con un fallo en un colector y esto acabó provocando una fuga de aguas fecales en el garaje de unos apartamentos que linda con varios establecimientos situados a primera línea de playa. «Olía tan mal que era imposible que nadie se sentara ala terraza aunque hubiera dejado de llover», reconocía la responsable de una heladería a Levante-EMV. «Yo era la que más cerca estaba, pero a los tres o cuatro bares que hay al lado mío les debió ocurrir lo mismo», añadía.

Los problemas con el colector y la estación de bombeo empezaron a surgir el domingo por la tarde una media hora después de una lluvia intensa. Como se comprobó luego, los 2.000 kilos de toallitas atascaron la estación de bombeo que lleva las aguas a la depuradora. Esto hizo necesario movilizar a los operarios que se encargan de su mantenimiento para que las retiraran. Dada la magnitud del taponamiento, los trabajos «se prolongaron hasta casi la medianoche», como aseguraba el alcalde, el socialista Pere Antoni Chordà.

A esto se le sumó un fallo en la válvula de retorno de un colector, que hizo que las aguas fecales empezaran a salir a la superficie por los aliviaderos de unos garajes. «Estas válvulas se colocaron precisamente para evitar estas cosas, pero justo una no funcionó y esto hizo que el aparcamiento de unos apartamentos acabara con dos palmos de aguas fecales», explicaba el alcalde a este diario.

Por suerte para la responsable de una heladería cercana, justo cuando el nivel de agua fecal estaba a punto de entrar en su local, el sistema empezó a drenar y ella ya respiró más aliviada. «Estaba al límite de entrar, pero de repente ya empezó a bajar. No obstante, hoy aún he tenido que estar limpiando, porque el olor el domingo era insoportable y no quería que quedara ni rastro», decía.

El alcalde reconocía «la gravedad del problema» y aseguraba que ayer mismo visitó la zona con responsables municipales y técnicos de las empresa que se encargan del mantenimiento del colector y de la estación de bombero. «Vamos a tomar medidas para que esto no vuelva a ocurrir. Es evidente que esto perjudica tanto a vecinos como a comerciantes y no debe volver a pasar», decía además de reconocer: «Lo que más preocupa es que la gente debe concienciarse del problema que supone el tirar las toallitas al váter... Tendremos que pensar en hacer una campaña para informar de los problemas que todo esto ocasiona».