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La araña roja pone en jaque la campaña citrícola en Les Valls

La virulencia de la plaga y el incremento del precio de los tratamientos complican una temporada marcada por el descenso de la producción

La araña roja pone en jaque la campaña citrícola en Les Valls

La última campaña citrícola estuvo marcada en Les Valls por el exceso de producción con pésimas consecuencias para los agricultores, pero la actual no se ha abierto mejor. Ahora, la principal responsable es la araña roja y sus desmesurados ataques desde hace unas semanas.

Se trata del tetranychus urticae, que, especialmente en verano, genera desecación en las plantaciones de clementina, con manchas amarillentas y abombamientos en el haz de la hoja hasta provocar defoliaciones. Los agricultores constatan la aparición de manchas por toda la superficie del fruto y, aunque las naranjas todavía no están maduras, ya comienzan a sufrir el ataque. En esta ocasión, la situación se agrava por la merma del 50 % en la producción de clementinas, mientras que el incremento del precio del tratamiento contra este ácaro es la puntilla para que el momento se considere crítico.

«Si tenemos poca fruta y la araña coge fuerza, el balance es insostenible. Los acaricidas de nueva generación han doblado el precio, así que para el agricultor la situación es muy compleja», afirma el ingeniero agrícola Jesús Marqués. Los tratamientos habituales en un campo de clementinas, que para Les Valls se centran en el cotonet en primavera; el poll roig a principios de verano o la mosca blanca y la araña roja en plena época estival, suponen un coste medio de 650 a 675 euros por hanegada, que se queda entre los 525 y 550 euros en las producciones de naranjas. A esto se añaden los complementos del abono y los demás cuidados del arbolado y el fruto.

Un 50 % menos de clementinas

La campaña también viene marcada por la rebaja en la producción, que no es tan acusada en el caso de la naranja, pero también es significativa. «A priori, la fruta debería poder defenderse en los mercados y que las cifras se animaran por la menor cantidad, pero los primeros pasos invitan a la cautela, porque, una vez más, el precio viene determinado por múltiples factores», afirma Celestino Recatalá desde la asociación de agricultores.

Esta desconfianza tiene su base en algunos tratos de clemenules a 23 céntimos el kilo, un nivel insuficiente para el productor que, cómo mínimo, debería lanzar su producto a 40 céntimos.

Ante los problemas que arrastra la citricultura en el último lustro, muchos optan por la sustitución de la fruta, ya que el clima y la orografía favorecen otros productos como el aguacate. En este sentido, desde la asociación valenciana se destaca este fenómeno como especialmente significativo en la zona de Les Valls.

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