Los agricultores temen que la poca cosecha que queda por recoger en el marjal acabe perdiéndose. Aunque será poco mas de un 5% del cómputo total, rezan para que los melones, el cacao y los boniatos no acaben inundados. De hecho, ayer mismo tuvieron que dragar ellos mismos la gola para sacar el agua del humedal. Antes el marjal regulaba sus aguas de manera natural gracias a una turbina y compuertas en la gola, sin embargo el deterioro de la instalación ha hecho que el agua no salga y lo inunde todo. Un ejemplo es el camino del Assagador de Quartell que este año ha estado mas de cuatro meses con medio metro de agua. Casi intransitable.