Las restricciones que ha conllevado la pandemia en 2021 han llevado a algunos hosteleros a despedir a trabajadores de los que nunca se habrían desprendido por su valía y su profesionalidad.
Como apuntan a Levante-EMV integrantes de la asociación Adetursa de empresarios turísticos de Sagunt, los gastos fijos en un bar «se elevan de media fácilmente» a 4.000 ó 5.000 euros al mes «en un local no muy grande». Por ello, hay dueños que han visto imposible seguir recurriendo a los expedientes de regulación de empleo temporal (ERTE), al ser incapaces de seguir pagando cuotas de la Seguridad Social y garantizando el empleo, cuando aún ven lejano el poder hacer caja.
«Los ERTEs están bien si son como en marzo, para periodo puntual. Incluso si ahora volviéramos a trabajar como siempre, podrías recuperarte relativamente pronto, pero el problema es que no sabes cuándo vas a volver a trabajar como siempre», apuntaba a este diario el dueño de un bar que está cerrado y ha despedido a dos empleados. «Ha sido inevitable ante los altos gastos y la incertidumbre», decía.