Una solidaridad sin precedentes es la que se vive en el Camp de Morvedre desde que el pasado martes se conociera la llegada de familias ucranianas a Sagunt huyendo de la guerra. Un pueblo volcado que se refleja a diario en las puertas del antiguo comedor social, donde se agolpan las bolsas llenas de productos de primera necesidad que portan los vecinos para ayudarles.

Este espacio se ha convertido en centro de acogida, donde hay instaladas varios ucranianos, de forma provisional, a la espera de un hogar donde respirar más tranquilos y empezar a retomar sus vidas. Familias con las que se está desviviendo la comarca, ofreciendo ayuda, acompañamiento, pisos y alimentos. Bolsas de la compra repletas de comida, productos de primera necesidad, ropa, estufas, mantas e incluso libros y juguetes para los más pequeños son algunos de los enseres que se recogen para ellos en este local cedido por el Ayuntamiento de Sagunt, que muestran la respuesta humanitaria tan activa de las gentes del Camp de Morvedre, vecinos, instituciones, ONG, asociaciones o comercios. Incluso las fallas se han movilizado con campañas de recogida de enseres y alimentos en sus casales, con convocatorias para la movilización en redes y medios de comunicación.

Ayer llegaban nuevos refugiados a la capital del Camp de Morvedre, aunque esta vez su destino no era el comedor social, puesto que «una familia española los ha acogido en su casa del Port, hasta que puedan tener la suya propia»,. Así lo explican a Levante-EMV las voluntarias del comedor, que lo han dejado todo para ayudar a estos refugiados, mujeres principalmente, que pasan día y noche en este local municipal para poner al alcance de los recién llegados todo lo que necesitan, además de ofrecerles su atención y su cariño, conscientes del drama humano que están viviendo. Varias de estas voluntarias son bielorrusas.

Aunque pueda resultar paradójico, ya que Bielorrusia apoya a Rusia en este conflicto bélico contra Ucrania, son un grupo importante los nacionalizados en este país que viven en Sagunt, los que han decidido ayudar a sus vecinos ucranianos, unos cediendo sus pisos para darles techo y hacer más llevadera la angustia, otros aportándoles alimentos y enseres de primera necesidad y otros sirviendo de voluntarios, colaborando en las tareas que requiere la atención en el comedor social.

De hecho, una de las familias que llegaba este miércoles a Sagunt, compuesta por cinco miembros, tres de ellos niños pequeños, directamente se alojó en un piso cedido por unos vecinos bielorrusos de la localidad, con los que comparten techo a día de hoy.

Más refugiados

La llegada de refugiados ucranianos a la capital del Camp de Morvedre no cesa. Ayer lo hacía la quinta familia con varios niños y se espera que durante los próximos días continúen llegando, una situación para la que Sagunt ya está trabajando junto el resto de ayuntamientos y ONG, coordinando esta acogida, poniendo a punto pisos que han sido cedidos con el objetivo de poder darles un hogar a estas familias que han salido de su país con los puesto, huyendo de un invasión «injusta», dejando atrás a sus familias, amigos y empleos, en definitiva, gran parte de su vida.