Mundial de baloncesto: Doncic se estrella contra el muro de una sólida Canadá

Doncic se quedó a las puertas de la semifinal del Mundial de Baloncesto, estrellado contra un muro de hormigón armado que responde al nombre de de Canadá, combinación explosiva de talento, físico y dureza, que ha conseguido sintetizar el badalonés Jordi Fernández en el banquillo (100-89). Desquiciada por Dillon Brooks, la estrella de los Mavericks acabó expulsada por doble técnica, mientras el cuadro canadiense, verdugo de España en la segunda ronda, se abrió paso hasta la semifinal con Serbia a golpe de genialidad de Gilgeous-Alexander (31 puntos) y de Barrett (24).

El Mall of Asia asistió a una batalla épica. Doncic contra la poderosa Canadá, el equipo de Jordi Fernández, que reúne a algunas figuras de de primera línea de la NBA y que se ha ganado el derecho a soñar con el título.

Ese duelo alimentó durante muchos minutos el guion de uno de los partidos más esperados. Incluso contaba con la figura de un villano: la del canadiense Dillon Brooks. El pabellón era un clamor con el balón en manos de Doncic: ¡Oohhs! Y ¡aaahs! de admiración. Los ¡buuus! reprobaban a Brooks, alguien que se hace odiar y manda besos a la grada tras sus canastas.

Pésimo arbitraje

Los árbitros castigaron rápido la dureza del escolta canadiense con una antideportiva. Pero acabaron penalizando aún más las protestas de Doncic por las faltas reiteradas sin señalar con una doble técnica, que acabó por excluirlo del partido a seis minutos del final. Los arbitrajes en este campeonato son pésimos -el público clamó contra ellos al grito de 'referees sucks' (los árbitros apestan), el grito de la NBA- y encima penalizan a las estrellas.

Ese particular duelo al sol en Manila acompañó durante 34 minutos un partido soberbio y teñido de emoción, que se movió a golpe de genialidad de sus protagonistas de forma paralela. Doncic se encargó de agitar el árbol de entrada para generar espacios y asistir a sus compañeros. Y Nikolic, Prepelic y Blazic se encargaron de bombardear a la defensa canadiense desde el exterior, mientras Tobey ejecía de ancla en defensa y en rebote.

Pero Gilgeous-Alexander, por parte, canadiense, no quiso convertirse en un invitado en estos cuartos de final. Su orgullo le llevó a protagonizar algunas acciones también espectaculares, bien respaldado por Alexander-Walker, Barrett y el trabajo en defensa de Powell, Olynyk y Dort. Los triples eslovenos y la magia de Doncic mantuvieron la fuerza de Canadá a raya, lo que dejó un escenario de equilibrio en el descanso (50-50).

El cansancio acabó por hacer mella en el conjunto europeo. Los porcentajes exteriores bajaron. Doncic se las tuvo con Brooks, que hace todo que está en su mano para desquiciar al rival, juego sucio, ‘trash talking’, lo que sea, lo que le llevó a recibir también una técnica. Y Canadá se disparó en el marcador en un tercer cuarto pletórico a nivel ofensivo para los de Jordi Fernández, en el que anotaron 30 puntos, devolvieron cada golpe de Eslovenia desde el triple y mostraron el tremendo potencial que albergan al contrataque para dispararse en el marcador (80-71) y enfilar el camino de un triunfo, que ya no tuvo vuelta atrás tras la exclusión de Doncic, cuya marcha lloró el público filipino.