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Cuando la bicicleta se convierte en un aliado contra el virus

Los gobiernos europeos estudian potenciar el uso de la bici como principal medio de transporte para mantener el distanciamiento social

Un ciclista con mascarilla desplazándose ayer por València para acudir al trabajo. f. calabuig

Una vez las actividades no esenciales han vuelto al trabajo y que comienza a vislumbrarse un escenario de desescalada controlada de la crisis del coronavirus, el Gobierno de España ha recomendado, siempre que el usuario pueda, «las opciones de movilidad que mejor garanticen la distancia interpersonal de aproximadamente 2 metros; por esta razón, es preferible en esta situación el transporte individual», señalan en su guía de buenas prácticas. Hace unos días el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ya avanzó que lo preferible, en esta nueva etapa de la crisis, era desplazarse «andando, en bicicleta o moto» a nuestro centro de trabajo.

Lo cierto es que el objetivo primordial de salvaguardar la distanciamiento social ha dado una oportunidad de oro para la bicicleta en medio de la pandemia. Desde hace semanas las distintas asociaciones ciclistas, como la Coordinadora ConBici o València en Bici-Acció Ecologista Agró, vienen advirtiendo que es el medio de transporte ideal para desplazarse con los condicionantes que impone la crisis, ya que impide la transmisión de la covid-19.

Algunos países europeos ya han comenzado a trabajar en este sentido, y en algunas ciudades de distintos puntos del planeta ya están habilitando vías ciclistas provisionales, simplemente quitando un carril al tráfico motorizado con pintura sobre el asfalto. Desde Wuhan, donde se inició la pandemia mundial, pasando por Nueva York, Berlín, París, Londres o Bogotá.

Francia ha tomado la delantera entre los gobiernos europeos para implementar el uso de la bicicleta como medida para mantener distanciamiento social cuando termine el confinamiento en este país, que aproximadamente coincidirá con España hacia el 10 de mayo.

Por su parte, la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, transmitió a sus equipos de clima y de calidad del aire que se han de estudiar medidas para implantar el uso de la bicicleta como principal medio de transporte para mantener el distanciamiento social al concluir el confinamiento.

Así lo aseguró en su cuenta de Twitter donde calificó como «una gran oportunidad en el marco de una movilidad distinta» esta iniciativa, tras leer que se está estudiando en Francia. «Voy a pedir a mis equipos de clima y de calidad del aire que lo estudien con nuestros compañeros de otros ministerios y de gobiernos locales y autonómico», ha expresado la ministra en esta red social.

Si se baja al ámbito municipal, València puede presumir de contar con una de las redes ciclistas más extensas de España y, sobre todo, de las más utilizadas. De hecho el Cap i Casal se ha convertido en una referencia estatal en pocos años tras la decidida apuesta del gobierno de Joan Ribó. Para el concejal que dirige el área de Mobilitat Sostenible, Giuseppe Grezzi, esta crisis «es una oportunidad que debemos aprovechar para consolidar el cambio de modelo en la movilidad».

El edil de Compromís explica que se ha demostrado que el espacio público «es insuficiente», y estima que es necesario «incrementarlo por las medidas distanciamiento social» que impone la crisis del coronavirus. Grezzi cita un experimento realizado por un activista en Toronto, Canadá, en el que demuestra que la distancia de dos metros es imposible de cumplir en la mayoría de las calles de la capital canadiense.

Sin embargo, y al contrario de las iniciativas que se han llevado a cabo ya en algunas ciudades del mundo, Giuseppe Grezzi no ve necesario habilitar vías ciclistas provisionales en València «ya que contamos con una buena red de carriles bici y en estos momentos no lo veo necesario, al menos hasta que comprobemos si se produce una saturación de estos carriles».

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