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Entrevista

Mónica Oltra: "Es posible que haga falta algún recambio en el Consell"

Tras cinco años en el Gobierno, dice que aún hay cosas que la dejan estupefacta. «Nadie sabe mejor que nosotros lo que queda por hacer»

Mónica Oltra, fotografiada el pasado jueves. germán caballero

Un banco de piedra frente a la sede de la vicepresidencia es confidente leal de Monica Oltra desde hace cinco años. Allí toma un respiro antes de la entrevista y después de un canutazo a la prensa por las imágenes de abandono de mayores en una residencia de Llíria. La pandemia ha cambiado poco el despacho. Una colosal obra de los Crónica, en la que revisitan a Sorolla, sigue presidiendo el espacio. Solo las camisetas, las famosas de los mensajes, han cambiado de lugar y están ahora recogidas a un lado. «¿Mesa o sofá? Yo prefiero mesa».

¿Los acuerdos de reconstrucción han de ser la base de los presupuestos de 2021?

Se hizo un esfuerzo importante en las Corts por parte de todos los grupos políticos democráticos que hay que tener en cuenta, obviamente.

¿Pueden ser presupuestos botánicos y que respeten esos acuerdos con la oposición?

Entiendo que sí, porque el pacto de reconstrucción es en esencia botánico, porque se hace una apuesta muy importante por el refuerzo de los servicios públicos.

¿Pero la sociedad necesita más unos presupuestos sociales que de unidad?

No sé por qué tiene que ser incompatible, porque si algo une en este momento a la sociedad es la certeza de que necesitamos unos presupuestos sociales. En pleno confinamiento, los ciudadanos salían a los balcones a aplaudir a su sistema sanitario público. Se ha visto cómo lo esencial tiene que ver con la vida de las personas y los presupuestos tienen que responder a eso.

Entonces, ¿la oposición ha de adaptarse a unos presupuestos marcados desde el Botànic?

Desde luego, si quieren estar con la mayoría social, sí.

¿Si los presupuestos no aumentan el gasto, Compromís podría respaldarlos?

El president ya anunció que iban a ser unos presupuestos expansivos. Tampoco podemos reforzar lo social si no aumentamos gastos. Hay otra cuestión muy importante, que es la de los ingresos. Se está trabajando en este sentido en la fiscalidad. Por supuesto, el mayor reto es el sistema de financiación, una asignatura pendiente desde 2013.

¿Sin visos de solución?

La pandemia probablemente acelere procesos. Están también los fondos europeos, porque la UE se ha dado cuenta de que o es social o no será. Puede facilitar. Pero también estamos trabajando en otras fuentes de ingresos.

Pero las fuentes tradicionales van a bajar por el parón de la economía durante meses.

Sí, pero se notará en el presupuesto de 2022 sobre todo, porque las liquidaciones llevan como dos años de retardo.

¿Endeudarse es solución?

Depende de para qué. La deuda para Fórmula 1, gastos faraónicos de los amiguetes y corrupción no es legítima. Ahora, si hay que endeudarse para que los niños y niñas estén escolarizados... Por encima del equilibrio presupuestario está el derecho a la educación, a la salud, a los servicios sociales, a un empleo o a un medio ambiente saludable.

¿Qué piensa cuando cuando oye hablar de unos presupuestos de base cero, pensados solo para para la situación actual?

Son conceptos grandilocuentes para expresar no sé bien qué, pero en todo caso que lo expliquen los que lo dicen. El presupuesto ya está absolutamente condicionado por la crisis sanitaria, económica y social.

¿Se fía de las intenciones de Toni Cantó cuando abre la puerta a acuerdos?

Yo no juzgo intenciones, ni siquiera personas, sino hechos. Ojalá el señor Cantó bajé a la realidad. Lleva cinco años diciendo en Madrid y ahora en Corts que estos son unos presupuestos ficticios. Igual no viene mal que vea la realidad y las necesidades.

¿Y se fía de las de Ximo Puig cuando defiende la necesidad de pactos y unidad de acción?

No es cuestión de fiarse o no, sino de compartir o no la línea política. La política está cada vez cediendo el paso más al regate corto, el partidismo y el electoralismo, y me parece importante sumar más visiones. Yo he llevado seis leyes a las Corts y sólo en una tuve votos en contra. La política habla mucho y escucha poco, y aquí nadie tenemos verdades absolutas. Por tanto, cuando el president plantea este objetivo es compartido, y yo ya lo he puesto en práctica. Por eso digo que lo importante son los hechos.

¿Compromís puede respaldar los presupuestos de España si no hay propuesta de financiación autonómica antes?

Compromís puede respaldar los presupuestos en función de sucontenido y de la disposición a un trato justo para los valencianos y valencianas. Nunca hemos sido maximalistas y no vamos a conseguirlo todo en los primeros presupuestos, pero el movimiento tiene que estar encarado a deshacer el maltrato desde hace décadas a esta comunidad, tanto en la financiación como en presupuestos e inversiones.

Lo pactado era una propuesta de financiación autonómica en otoño.

El primer borrador, sí. Somos conscientes de que en ocho meses no se puede cambiar el sistema de financiación y de que estamos en plena pandemia. Pero el movimiento tiene que encaminarse a esto.

Han sido más duros a la hora de votar las prórrogas del estado de alarma de lo que ahora es su discurso, ¿no?

No es verdad. ¿Quien ha sido duro? El voto es la expresión final de un proceso y lo que ocurrió fue una falta de respeto absoluta: ignorar a Compromís como fuerza política amiga y que gobierna en la Comunitat Valenciana. No puedes votar a favor de una propuesta que ni siquiera se dignan a hablar contigo.

¿Hace mucho que no habla con el president tranquilamente de política y proyectos, porque la sensación es que la comunicación es menos fluida?

No. Comimos juntos la primera semana de agosto. Tampoco hace tanto.

¿Todo está igual entonces que en la legislatura anterior?

No, es obvio que no. No está todo igual que estaba.

¿Hay heridas?

Yo no lo llamaría heridas. Hay otra dinámica, simplemente, y hay que acoplarse a esta, que no es la de la primera legislatura y mucho menos la de los primeros dos años del Botànic.

¿Por qué?

Seguramente habrá muchos factores. Nosotros llegamos al Gobierno en una situación de destrozo completo, desmantelamiento de la Administración, malas prácticas y agujeros por todos los lados. En aquel momento teníamos muy claro que estábamos todos en el mismo barco. En mi opinión, haríamos bien en seguir teniendo claro que estamos todos en el mismo barco. Porque si voy en la proa y hago un agujero en la popa, probablemente la popa se hundirá primero, pero al final se hundirá el barco entero. Pero bueno, esta reflexión se la tiene que hacer todo el mundo.

¿Compromís ha adquirido tras las elecciones un estilo y una posición más severa con el resto de socios a la hora de defender sus posiciones?

¿En qué sentido severa?

Llegando hasta los últimos extremos a la hora de negociar. Quizá antes se transmitía una mayor voluntad de entendimiento y cesión. Digamos que ahora no importa tanto que se vea que representan visiones diferentes de un proyecto.

El proyecto es común, lo que pasa es que luego cada uno tiene su opción política y con todo el derecho del mundo a visibilizarla. En una negociación todo el mundo tiene que sentarse a la mesa con la certeza y la voluntad de que en algo tendrá que ceder, porque las relaciones en las que sólo cede una parte no funcionan.

¿Eso ha hecho Compromís, ser la parte que cede?

Probablemente hemos cedido más que nadie. Y desde luego en la negociación botánica fuimos los que más cedimos. Pero las ganas de continuar un proyecto no se pueden confundir con una posición en la que yo siempre me voy a salir con la mía. Entonces, es verdad que se ha visibilizado mucho, según la opinión publicada, cuando Compromis ha dicho que ya no cede más. Pero eso es porque ya ha cedido y no se tiende a ver la otra parte.

¿El Consell es mejor con Unides Podem?

Es mejor que esté en el Gobierno. Entre otras cosas, por el conocimiento profundo de lo que pasa, las dificultades a que te enfrentas, las trabas administrativas, la lentitud de los procesos... Llevo cinco años en el Gobierno y todavía hay cosas que me dejan estupefacta. Pasa porque hay inercias de décadas que no hemos sido capaces de corregir.

Después de cinco años, ¿hubiera sido más feliz sin gobernar?

Creo que no. Me hace feliz lo que hago. Si no, no estaría. Los días además que has conseguido un cambio son hermosos.

¿Y la otra parte, la de las críticas, cómo la lleva?

Me va en el cargo. A veces no te gusta, porque hay críticas muy injustas, pero en toda crítica razonada hay parte de razón. Me duele cuando está basada en datos manifiestamente falseados o incluso cuando se pierde la perspectiva de dónde venimos y que a mí nadie me dio una varita mágica. Mejor que nosotros nadie sabe todo lo que queda por hacer porque hemos hecho mucho.

¿Tiene decidido su futuro político?

Quiero seguir llevando la Consellería de Igualdad y Políticas Inclusivas en estos tres años que quedan, sacar adelante los proyectos en marcha y otros que tengo en la cabeza.

¿Y con la pandemia, cree que sería posible y necesaria una reforma del Consell al primer nivel?

Es posible que en algunas áreas hiciera falta algún recambio.

¿No va a decir en qué áreas?

Desde luego no son áreas que me competan a mí.

¿Está de acuerdo con que este es el momento de mayor polarización y crispación política?

En general hay demasiada violencia. La diferencia de opiniones forma parte de la esencia democrática, pero que se expresen con tanta violencia me preocupa. Y que sean tan dogmáticas en muchos casos y tan inamovibles. Yo en mi vida he cambiado de opinión en temas importantes. Es importante ser permeable a otras maneras de pensar, aceptarlas y no juzgar. Eso si que es algo que se está perdiendo. También hay formatos de comunicación en este momento que exigen unos caracteres limitados y me preocupa la banalización de las cuestiones importantes.

¿Cree que verá una tercera República?

No pensaba ver una pandemia como la de 1918 y la estoy viendo. ¿Por qué no? No sé. No es que esté equiparando. Pero creo que si preguntaran a la gente se llevarían una sorpresa. Probablemente por eso no lo hacen. Creo que hay una posición política favorable a que todas las instituciones del Estado sean electas.

¿Cree que se ha hecho justicia con la anulación de la sentencia que condenaba a su exmarido por abusos a una menor?

Lo que a mí me parezca no es de interés público, pero es un ámbito de mi gestión y tengo la obligación de dar la cara sobre un educador. No voy a valorar ninguna de las resoluciones judiciales, pero obviamente respondo de la gestión que el centro y la conselleríahicieron. Ahora está en manos de la justicia y es la que tiene que determinar. Yo no voy a opinar.

¿La conselleria hizo todo lo que podía y debía en la protección de la menor tutelada por la Generalitat?

En la protección, sí. En la falta de comunicación desde un inicio a la Fiscalía se actuó mal. Por eso se sacó la instrucción recordando a los centros que a la primera sospecha de abuso o agresión tenían que comunicarlo a la Fiscalía, independientemente de la investigación interna.

¿Se tardó en apartar al educador del centro?

No. En cuanto salió la sentencia, la dirección territorial envió una carta al centro diciéndole que la sentencia se cumpliera.

¿No tenía que haber sido apartado antes, durante la investigación?

Eso se podía haber hecho con un trabajador público. Pero nosotros no tenemos potestad sobre los recursos humanos de los centros privados. En todo caso, el centro aplicó el protocolo a rajatabla. No ha sido una actuación negligente como en otros casos.

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