Nuestro concepto de la belleza y la divinidad abarca un amplio espectro simbólico que subyace en nuestra memoria colectiva y que utilizamos, algunas veces para ensalzar lo que nos honra como humanas/os y también para maquillar nuestras sombras y miserias. Sirve para amar tanto como para odiar, para arrojar luz y para disfrazar o confundir…esto ha generado debate desde que existimos como sociedad y es algo que, en cierto modo, conforma parte de nuestra realidad perceptiva. En esta exposición mi intención es compartir con el espectador parte de mi expresión simbólica personal de como percibo la vida, tanto interna y emocional como la percepción de lo externo, a través de la imagen simbólica, la metáfora y el cuento.