La cineasta Josefina Molina (Córdoba, 1936) se convirtió este año en la homenajeada con el Goya de Honor, un galardón que solo habían conseguido otras dos mujeres: Rafaela Aparicio e Imperio Argentina, ambas actrices .Molina, que acudió al Centro Ágora de La Coruña –donde se proyectó su película Esquilache– para participar en un coloquio cinematográfico, afirma querer la primera directora de la historia en lograr tal galardón es una carga de responsabilidad, porque representa a las cineastas de su generación.

–Enhorabuena por el premio. ¿Qué se siente al recibir un galardón a toda una vida profesional dedicada al cine?

–Pues, principalmente, responsabilidad. Ser una de las pocas mujeres que reciben este premio –hemos sido

tres: Rafaela Aparicio, Imperio Argentina y yo– y ser la primera que lo hace por su labor tras las cámaras, te hace sentir responsable, porque representas a generaciones anteriores de mujeres cineastas que podrían haber triunfado y no tuvieron la oportunidad ni el apoyo ni los medios para hacerlo. Hay muchas mujeres en este

país que podrían haber hecho cine y que no lo hicieron porque no encontraron hueco.

–El hecho de que solo tres mujeres hayan ganado el Goya de Honor en la historia, ¿es señal de que

el machismo sigue presente en el cine español?

–Creo que también es cierto que las directoras de mi generación eran de la época de la República y estuvieron en el exilio. La Academia del Cine no existía entonces y es posible que no se fijaran en eso. La tendencia en general, en todos los órdenes de nuestro país, es que cuando se va a dar un premio, la imagen que aparece es siempre masculina. Y tardaremos en cambiarlo, porque parece que no estamos todavía preparados para integrar

en igualdad de condiciones y de oportunidades el trabajo de la mujer.

– ¿Cree que se valoran menos las películas hechas por mujeres?

–Sí, y es curioso porque las cineastas jóvenes de ahora están haciendo un cine muy importante y están hablando de lo que nos importa, de nuestra sociedad y nuestros problemas, mientras que la mayoría del cine hecho por hombres en España se mira un poco el ombligo. Se mimetiza con el cine americano, es un cine más violento, menos eficaz y menos enriquecedor para los espectadores. Con todo hay excepciones magníficas.

–¿Has sufrido, a lo largo de su carrera, alguna discriminación en su ámbito por el hecho de ser mujer?

–Pues claro que sí, muchas veces sin apreciarlo. Si una mujer que quiere conseguir una cosa se olvida de su objetivo y se para en los oprobios que le hacen, en las bromas de mal gusto, está perdiendo el tiempo. Hay un momento en que tú tienes que tener la opción de ir a lo que te importa, de hacer el cine que tú crees que debes hacer como mejor sepas hacerlo. Olvidarte de lo que te rodea, porque si no, es probable que las cosas que hay a tu alrededor te paralicen.

–¿Cuáles son sus referentes?

–Te vas a sorprender, pero los referentes que tengo nos ondeantes que yo, sino más recientes. Para mí referentes son Icíar Bollaín o Isabel Coixet... gente que está haciendo un cine interesante hablando de

nuestros sentimientos de hoy. Eso sí, siempre he tenido devoción por Jean Renoir.

–¿Cómo ve el panorama cinematográfico español, con tantos problemas con las descargas y la crisis?

–En el cine español hay mucho talento, tanto de hombres como de mujeres, pero estamos en una crisis muy particular, y muy global. Están cambiando los patrones de consumo en el cine, están cambiando los espectadores y los sistemas de distribución, y todo esto junto es una gran revolución que cambiará la forma de ver cine. Habrá que tener muchísima imaginación y sangre fría para hacer aquellos cambios que sean necesarios y, sobre todo, evitar la piratería. No estoy de acuerdo en que todo sea gratis, porque hay mucha gente que vive del cine y que tiene derecho a vivir de aquel trabajo que le gusta. Y no es que desaparezcan los intermediarios, siguen existiendo intermediarios que se benefician, porque aunque parezca que es gratis, estás pagando de alguna manera. Tendremos que ajustarnos a las demandas de los espectadores y facilitar la difusión de nuestros productos, porque nunca se ha visto tanto cine como ahora; el medio de comunicación de nuestro tiempo es el audiovisual.

–¿Echa de menos algo en el cine español actual?

–No, creo que el cine español ha cambiado mucho, y para mejor. Ahora se trabaja con más medios tecnológicos que los nuestros, que eran muy mediocres. Está cambiando eso para bien, y luego hay una serie de cineastas, entre los que se encuentran muchas mujeres, que hablan de la sociedad actual y sus problemas, y de cómo arreglarlos e influir en aquellas cosas que nos harían progresar y no ir hacia atrás.

–Parece que preocupa más el éxito comercial que la calidad de las películas.

–Eso parece, sí.

–¿Tenía alguna favorita para los Oscar, que se entregaron hace pocos días, con The Artist como triunfador?

–He visto alguna de las candidatas, pero normalmente no suelo estar de acuerdo con los premiados en los Oscar. Además, hay películas americanas que me gustan mucho, pero el cine americano no es algo que me importe mucho. No me quedo hasta las 5 de la mañana para ver los Oscar, me interesan los Premios Goya porque son nuestros y en ellos está la gente que trabaja por nuestro cine, al que debemos apoyar mucho más.