Crítica de 'Reality': información clasificada

No deja de resultar paradójico que el nombre de la mujer que filtró información clasificada sobre la intervención del gobierno ruso en las elecciones a la presidencia estadounidense de 2016 sea el de Reality. Con su acto, por el que purgó cinco años de cárcel, ofreció otro atisbo de realidad al mentidero en el que se convirtió la política norteamericana tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

Reality Winner no es como Snowden, repite ella misma varias veces. Estaba enfadada con el sistema. Era una exespecialista de inteligencia, supo cómo burlar los controles, imprimir el documento, sacarlo del edificio de la Agencia Nacional de Seguridad y enviarlo por correo. Todo esto es más o menos sabido. La película, titulada con el nombre de su protagonista, con el nombre de la realidad, explica minuciosamente el interrogatorio al que fue sometida en su casa. Los diálogos son veraces, ya que están extraídos de la grabación del interrogatorio efectuada por el FBI.

Se la acusa de abuso de información clasificada y poco a poco, mediante un juego de estudiadas preguntas y cada vez menos convincentes respuestas, los dos agentes federales, cual gato cazando al ratón –hay una evidente metáfora con la gata blanca que tiene la protagonista–, logran su propósito. Fría y casi maquinal, sintética y muy bien interpretada por Sydney Sweeney, vista en las series ‘Euphoria’ y ‘White lotus’.