Quart de Poblet es el último núcleo urbano por el que el río Túria desfila a lo largo de todo su cauce. Es el último punto antes de su desembocadura que ya no existe: es un azud, en el término municipal de Manises, el que reparte su agua entre las acequias a través de la apertura de las compuertas. Hasta que eso sucede, Quart conserva esa agua en un parque fluvial recientemente restaurado y que supone la vuelta a los orígenes del ecosistema mediterráneo que caracterizaba a este cauce. Las especies de flora y fauna invasoras y la degradación lo sumió en el abandono, pero desde 2007 las cosas han cambiado: en Quart comienza una ruta que discurre durante 38 kilómetros hasta Vilamarxant siguiendo el río y que es un verdadero pulmón y vía de escape para salir de la ciudad.

Uno de los puentes de la CHJ que lleva a Quart. Germán Caballero

Esa ruta comienza en Quart de Poblet, la entrada al Parque Natural del Túria y no podría tener mejor recibimiento. Aquí, el ayuntamiento que dirige Carmen Martínez comenzó en el año 2000 con la recuperación de los márgenes del río. Más tarde, en 2018 se firmó un convenio con la Fundación Limne para poner en marcha el Centro de Interpretación de la Naturaleza que gestionan ellos en las dependencias municipales junto al río. Se eliminaron 400 metros cuadrados de caña asiática gracias también a la colaboración de la Confederación Hidrográfica del Júcar, ya que se trata de una de las especies más invasoras en la C. Valenciana y eliminar sus raíces es una tarea casi imposible. Fueron sustituidas por la especie autóctona, las phragmites, muchos menos invasoras que además ayudan a depurar el agua, como los lirios amarillos, plantados en las riberas. En la zona de esparcimiento, cubierta por grama, se han instalado sauces llorones, tamarices, olmos, chopos blancos y moreras

Explanada para el recreo con grama y moreras. Germán Caballero

El objetivo es restaurar los cauces del río para recuperar sus funciones: ser un punto de biodiversidad y un cobijo para la fauna, ya que en esta zona del Túria se pueden ver collverds, garzas, garzas reales, ‘moritos’, serpientes acuáticas, carboneros y tortugas.

Patos en el cauce del Túria. Germán Caballero

Los técnicos del centro hacen un seguimiento de la biodiversidad y la calidad del agua, muy frágil al tratarse del lugar donde el río llega y no desemboca. La acumulación de sedimentos es en ocasiones un problema y se ayudan de voluntarios, como para las tareas donde hubo que eliminar la caña asiática del margen del Túria. De hecho, este tipo de acciones son recurrentes ya que de forma periódica se organizan salidas para eliminar residuos, para sustituir vegetación invasora por autóctona y para hacer recorridos didácticos sobre flora y fauna. 

Margaritas en el Túria. Germán Caballero

Así, la intención del Ayuntamiento de Quart de Poblet junto a Limne es conocer cuánto CO2 puede absorber el bosque autóctono que ahora puebla el Túria. Además de ser una forma de ocio, la flora tiene un papel fundamental en la sostenibilidad y esta zona es un pequeño pulmón para Quart del que todos nos beneficiamos.