Ha preguntado Matías Prats (A-3 ‘Notícias’) a Ana Pastor y Vicente Vallés, los moderadores del debate electoral, que trentra lugar esta noche en las instalaciones de Antresmedia: «¿Un buen minuto final puede dar la vuelta a un mal debate?». Y Vallés ha respondido: «Si has tenido una mal debate, parece dificil que con un minuto puedas resolverlo. Pero nunca se sabe: un minuto final brillante puede arreglar mucho».

Cierro este artículo tres horas antes de que este debate se inicie. Veremos lo que da de sí. He visto en muchas tertulias en la tele, estos días, dos posturas. Para los ‘hooligans’ del PSOE Feijóo va a salir a hacer equilibrismo durante 99 minutos. Dicen que no pretende ganar el debate; lo que va a intentar es no perder, que es distinto. Y que aprovechará ese último minuto de cierre –que le ha correspondido en el sorteo de fortuna– para arrancar una chispa de brillo. Con eso va que chuta. Los opinadores ‘cheerleaders’ del PP consideran por su parte que Sánchez va a salir a la desesperada, a intentar arrasar, porque lo tiene crudo.

En ambos casos son opiniones de activistas de trinchera, no del periodismo riguroso y analítico. Aquí lo seguro es que el gran triunfador va a ser el imperio Atresmedia. Llevan días promocionando el evento y contándonos que movilizarán hasta 12 cámaras en el plató para no perder ni un gesto, ni un detalle de lo que allí ocurra. Le dije el otro día en la radio a Julia Otero (Onda Cero) que aquí lo bonito, y novedoso, sería que el último minuto en lugar de lanzarnos cada uno un ‘speech’ se pusieran a cantar a dúo aquel intenso bolero que cantaban ‘Los tres Reyes’ y que dice: «¡Decídete! En tus manos está nuestra dicha o dolor. ¡Decídete!». Hay que felicitar, eso sí, al imperio Atresmedia por haber conseguido el único ‘cara a cara’ que se va a producir.

La otra ‘cara’ del asunto es RTVE. Siendo la gran corporación pública, propiedad del Gobierno de España, con más de 6.700 trabajadores y presupuesto de 1.194 millones de euros (2022), resulta que no cuenta para nada en absoluto. Sospecho que ni a los propios candidatos les interesa debatir en la cadena propiedad de ese Gobierno de España que, paradójicamente, aspiran a presidir. Desde luego, por lo que respecta al PP, el desprecio a TVE es absoluto. Anuncian que Feijóo ni siquiera va a presentarse al debate a cuatro que prepara La 1. ¡Ah! Todo aspirante a presidir España debería estar obligado, por ley, a asistir a los debates de la televisión pública.